«Cortar una hemorragia de nariz es fácil, pero hay que evitar ciertos errores muy comunes»
Jennifer Cuevas, especialista en laringología, explica cómo abordar este tipo de sangrado que aumenta en época de verano
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El verano es la época en la que a los niños les suele sangrar más la nariz. Según explica Jennifer Cueva, médica experta en laringología y patología vocal, otorrinolaringología infantil y en patologías en cabeza y cuello oncológicas, esto es así porque la combinación de ... altas temperaturas hace que los vasos sanguíneos se dilaten «y, unido al aire más seco y a la mayor exposición solar, favorecen la deshidratación y la sequedad de la mucosa nasal. De esta manera, los vasos sanguíneos son más frágiles y propensos a romperse».
¿Por qué alarma tanto a los adultos?
El sangrado nasal suele ser llamativo, a veces abundante, y puede parecer desproporcionado respecto a la causa real. Además, la sangre es un elemento visualmente impactante y el que salga por la nariz puede aumentar la ansiedad de los padres. Sin embargo, la mayoría de las epistaxis (sangrado nasal) infantiles son temporales y no son graves.
¿Por qué se produce habitualmente el sangrado de nariz en niños?
Las causas más comunes de epistaxis en la infancia son:
- Manipulación nasal: hurgarse la nariz es la causa principal, ya que los niños dañan los vasos sanguíneos superficiales del tabique nasal.
-Aire seco y cambios de temperatura: la sequedad ambiental, ya sea por calefacción en invierno o calor en verano, reseca la mucosa nasal favoreciendo la formación de costras y la ruptura de capilares.
-Infecciones y alergias: los resfriados, la rinitis alérgica y la sinusitis inflaman la mucosa y aumentan la fragilidad vascular.
-Traumatismos: golpes, caídas o lesiones durante el juego pueden provocar sangrado.
-Cuerpos extraños: introducir objetos en la nariz es una causa frecuente en niños pequeños.
¿Cómo actuar para cortar el sangrado?
El manejo correcto de una hemorragia nasal es sencillo y eficaz, pero hay que evitar ciertos errores. Los pasos correctos serían:
- Sentar al niño y mantenerlo tranquilo.
- Inclinar la cabeza ligeramente hacia adelante (nunca hacia atrás) para evitar que la sangre fluya hacia la garganta y cause náuseas o vómitos al ser digerida.
- Presionar la parte blanda de la nariz (alas nasales) con el pulgar e índice durante 10-15 minutos sin soltar.
- Si es posible, aplicar una compresa fría sobre el dorso nasal para ayudar a la vasoconstricción, o meter algodón con agua oxigenada y comprimir.
- Evitar toser fuerte, sonarse la nariz durante y después del episodio y hacer esfuerzos después de los episodios.
-Es recomendable mantener una dieta fresca durante un par de días.
Si el sangrado no cesa tras dos ciclos de presión de 10-15 minutos, se debe acudir a un centro sanitario. No obstante, es importante tener en cuenta que se recomienda una exploración otorrinolaringológica cuando se dan sangrados repetidos.
-¿Qué errores más comunes suelen cometer los adultos en este sentido?
Inclinar la cabeza hacia atrás, lo que favorece la deglución de sangre y puede provocar vómitos o aspiración, e introducir pañuelos o gasas en la nariz de forma inadecuada, lo que puede lesionar más la mucosa. Es un error también no ejercer presión suficiente o durante poco tiempo, por lo que se interrumpe el proceso antes de que se forme el coágulo que paraliza el sangrado. Además, permitir que el niño se suene la nariz tras el sangrado, es un error porque puede desencadenar una nueva hemorragia.
Y si sangra en la piscina o mar, ¿hay que abordarlo de forma diferente?
El abordaje inicial es el mismo: sentar al niño fuera del agua, inclinar la cabeza hacia adelante y comprimir la parte blanda de la nariz. Es importante sacar al niño del agua para evitar la aspiración de sangre y facilitar la vigilancia. En general, no existen recomendaciones diferentes para el control del sangrado en estos ambientes; eso sí, hay que vigilar el riesgo de infecciones si el agua entra en contacto con la mucosa lesionada.
¿Cuándo debe preocuparnos un sangrado de nariz?
Se recomienda acudir a un médico si el sangrado es muy abundante, es decir «a chorro», o dificulta la respiración. También si no se detiene tras 20 minutos de presión adecuada. También hay que vigilar si es recurrente (más de una vez por semana) o se asocia a otros síntomas como palidez, mareo, debilidad, o hematomas espontáneos en otras zonas del cuerpo.
Debe preocuparnos igualmente si ocurre tras un traumatismo facial importante o cirugía nasal, si el niño está en tratamiento con anticoagulantes o tiene trastornos de la coagulación conocidos, o si se acompaña de otros síntomas graves como dolor torácico, confusión o dificultad respiratoria.
¿Tiene secuelas a largo plazo?
La epistaxis infantil, en la gran mayoría de los casos, no deja secuelas. No afecta el desarrollo nasal ni la salud general del niño. Sin embargo, si los episodios son muy frecuentes, intensos o mal manejados, pueden provocar anemia o, rara vez, requerir intervenciones como la cauterización en consulta u otro tipo de técnicas quirúrgicas en casos extremos.
MÁS INFORMACIÓN
Las secuelas a largo plazo sólo aparecen si existe una enfermedad subyacente grave, como trastornos de la coagulación o malformaciones vasculares que requieren un abordaje específico.
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