Por qué tu móvil destruye tu relación de pareja y puede acabar en divorcio

En el estudio 'Los adolescentes y la tecnología', elaborado por el Instituto de Estudios sobre la Familia (IFS) de EE.UU., desvela que el 15% de los progenitores de adolescentes utilizan sus teléfonos u otros dispositivos digitales «casi constantemente» durante las conversaciones, comidas o eventos familiares. «Y cada vez hay más pruebas de que nuestras relaciones más cercanas e importantes, como el matrimonio y relaciones de pareja, están sufriendo las consecuencias», declaran Wendy Wang y Michael Toscano, investigadores del IFS, en su estudio 'A mayor scroll, más problemas conyugales', elaborado tras preguntar a 2.000 parejas casadas de entre 18 y 55 años.

Según desvelan, más de un tercio de los estadounidenses casados (37%) afirma que su cónyuge está a menudo con el teléfono o frente a algún tipo de pantalla cuando preferirían hablar o hacer algo juntos. El problema del teléfono es aún peor entre las parejas con ingresos más bajos: el 44% indica que su cónyuge se distrae con el móvil frente al 31% de las parejas con ingresos más altos.

Además, las parejas más jóvenes son más propensas a distraerse con el teléfono en casa: el 44% de los adultos casados menores de 35 años afirma que su cónyuge habla demasiado por teléfono, frente al 34% de los que tienen entre 35 y 55 años. Además, los adultos casados sin estudios universitarios son más propensos que quienes tienen estudios superiores a distraerse con el smartphone (39% frente a 34%). No hay, sin embargo, diferencias significativas entre hombres y mujeres.

Está claro que el uso excesivo del teléfono por parte del cónyuge provoca frustraciones pero las consecuencias van mucho más allá. Los datos desvelan que las parejas que hacen un uso excesivo del teléfono están menos contentas con su matrimonio: el 59% adultos casados cuyo cónyuge habla a menudo por teléfono dice estar «muy contento» con su vida matrimonial, en comparación con el 81% de los que no luchan con este problema. Más aún: el 21% de los adultos casados con un cónyuge que hace un uso excesivo del teléfono dice no estar contento con su matrimonio.

Además, el uso excesivo del teléfono está relacionado con una mayor preocupación por el divorcio. Aproximadamente una cuarta parte de las parejas que carecen de control sobre sus dispositivos (26%) afirman que su matrimonio puede acabar en divorcio en un futuro próximo o lejano. Entre las parejas que no tienen problemas, sólo el 7% dice ser pesimista sobre su relación. De hecho, las parejas que sufren distracciones telefónicas tienen un 70% menos de probabilidades de estar muy contentas con su matrimonio y la probabilidad de un futuro divorcio percibido es cuatro veces mayor.

Los expertos también subrayan que hay dos factores que pueden contribuir a una menor satisfacción matrimonial de las parejas que tienen problemas con el teléfono. Y es que tienen menos sexo y menos citas. Los datos revelan que solo el 44% tienen relaciones sexuales una vez a la semana y un 23% no las ha tenido en los últimos doce meses. Por el contrario, las parejas con mayor control en el uso de la tecnología son más propensas a declarar relaciones sexuales más frecuentes.

Las citas regulares están relacionadas también con matrimonios más felices, señalan los investigadores. Sin embargo, las parejas en las que uno de los cónyuges habla a menudo por teléfono tienen menos probabilidades de tener citas: el 58% de estas parejas afirman que no tienen citas o que las tienen pocas veces al año, en comparación con el 48% de las que no tienen problemas con el teléfono.

«Es difícil determinar con certeza si el uso excesivo del teléfono es el culpable de los problemas matrimoniales, dado que la adicción puede ser indicador de un matrimonio ya infeliz. Los cónyuges infelices pueden recurrir al móvil para evadirse y evitar la comunicación con su pareja», dicen Wendy Wang y Michael Toscano. «Por otra parte -continuan-, los teléfonos inteligentes están diseñados para crear adicción. Lo más probable es que las dificultades matrimoniales y la adicción a los smartphones se refuercen mutuamente y que los problemas de pareja subyacentes se agraven hasta el punto de ruptura y sea casi imposible abordarlos».

Muy preocupados se muestran también con la relación directa que hay entre las parejas con menores ingresos y su mayor tasa de adicción. «Como sabemos, los matrimonios ya son más frágiles para estas parejas y la tasa de nupcialidad es mucho más baja entre los estadounidenses de clase trabajadora. La tensión añadida de la adicción al teléfono agrava aún más la fragilidad de estas uniones».

Por último, los expertos recuerdan que las conversaciones, las citas y el sexo conectan a los cónyuges y fomentan la estabilidad y la felicidad. «La adicción a los teléfonos inteligentes priva a las parejas de la oportunidad de dedicarse tiempo el uno al otro. En un entorno social tan frágil, los cónyuges soportan una mayor carga psicológica y relacional. Por lo tanto, la adicción a un dispositivo es una vía para el fracaso y, como hemos visto, para el divorcio», concluyen.