La impresionante carta de un joven al héroe que le salvó de morir hace 20 años en Madrid
Conrado Giménez se muestra muy emocionado al leer el escrito y recordar la valentía de este joven y su madre
«Las madres tienen mucho más mérito que Bill Gates o cualquier presidente del Gobierno de pacotilla»
Madrid
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Iniciar sesiónConrado Giménez, presidente fundador de Fundación Madrina, confiesa a ABC con gran sorpresa y emoción que ha recibido esta semana una de las cartas más bonitas de su vida. El remitente es David, un joven que hoy tiene 20 años de edad y ... que por casualidades de la vida, y afortunadamente, se cruzó en la vida de Conrado. «Recuerdo -explica Conrado Giménez-encontrar a su madre Ioana una oscura y fría noche de diciembre sentada en un banco de la calle con el pequeño David recién nacido. Acababa de dar a luz y esta joven mujer no tenía dónde ir. Llegó a España desde Rumanía, donde trabajaba como secretaria de presidencia, pero lo perdió todo, aunque ganó a su hijo».
Explica Conrado que, por aquel entonces él acababa de dejar su alto cargo en una reconocida entidad bancaria para ayudar a madres abandonadas. «Nadie confiaba en mí. Todos pensaban que yo era un fracasado. Eran mis comienzos con la Fundación Madrina y estaba solo porque aún me daba miedo implicar a nadie en esta aventura. Le tendí la mano a Ioana y la llevé junto a su hijo a las precarias instalaciones de la fundación para ofrecerle comida y un lugar caliente donde dormir para que dejara de vivir en la calle con su recién nacido. Allí le pedí permiso a esta mujer para consagrar a su bebé ante la Virgen de nuestra capilla. Ella me confesó que le gustaría que su pequeño David fuera algún día Papa. Yo no dudo que lo consiga«.
El presidente de Fundación Madrina, que hasta la fecha ha ayudado a miles de madres vulnerables, reconoce que «normalmente perdemos la pista de estas mujeres una vez que las ayudamos y echan a andar con un porvenir asegurado». «En 2003 -apunta a ABC- me llamaron de la revista Telva para darme su premio de Solidaridad y fui solo porque no encontré a ninguna madre que pudiera acompañarme. Cuál fue mi sorpresa cuando apareció Ioana para contar su testimonio de vida y supervivencia como madre. Hoy trabaja en Granada donde vive con David«, puntualiza.
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Pasado los años, esta misma semana Conrado Giménez no duda en calificar que ha recibido el mejor de todos los regalos: una preciosa carta de aquel pequeño David que acaba de cumplir 20 años. Así dice su escrito:
«Carta a mi padrino:
Hoy se cumplen 20 años desde que entraste en nuestras vidas. Yo apenas tenía 2 días, recién salido del hospital y, aunque no guardo el recuerdo de aquel encuentro, mi madre me crió contándome una y otra vez ese momento.
Eran jóvenes, en un país extraño y con sus familiares a miles de kilómetros de distancia. Una serie de desafortunados acontecimientos los dejó en la calle, con un niño recién nacido en pleno mes de diciembre. Mi madre no para de darme las gracias. Porque ese día fui el más valiente. Durante las 17 horas que estuvieron vagando por las calles de Madrid me dijo que no abrí la boca ni una sola vez. Solo miraba con unos ojos enormes a esos dos adultos que vagaban sin rumbo y se derrumbaban en lágrimas, a ratos. Sé que fue duro, lo veo en su rostro cada vez que me habla de ese día. Pero de pronto veo como se le ilumina la cara al recordarte, porque me cuenta como… de repente… apareciste TÚ.
Un ángel caído del cielo para secar sus lágrimas, un superhéroe y no precisamente de los de capa, sino de manos cálidas y sonrisa tierna.
Dicen que la vida se mide en los momentos que te dejan sin aliento, y no es verdad, la vida se mide en las personas que te prestan su propio aire, cuando un mal golpe te deja sin respiración. Qué bonito es coincidir después del desastre con alguien que al fin te comprende y te valora. Qué bonito caerse y encontrarte con unas enormes manos dispuestas a levantarte. Qué bonito el orgullo de los que apostaron por ti desde el principio. Qué bonito que haya gente que no necesite oír tus explicaciones porque simplemente confían en ti. Qué bonito tu olor a honestidad y qué bonito querer sin condiciones, sin medidas, sin exigencias.
Admiro a las personas sencillas como tú, ¡cuánta grandeza! A las personas que tienen palabra aunque no hablen mucho, a las personas que son faros para que las almas perdidas en la oscuridad encuentren un camino, a las que aplauden y se alegran del éxito de los demás. Admiro a las personas que saben acariciar el alma, la paciencia y el coraje de los que luchan. Admiro a las personas que se van, pero siempre se quedan. Porque me crié lejos de ti, pero te tuve siempre muy presente. Gracias a ti he comprendido que la vida siempre va a seguir girando para seguir escribiendo capítulos nuevos porque la felicidad también está ahí y también vuelve. Vuelve para dejar que la vida nos sorprenda porque nos lo merecemos. Porque me lo merezco y te lo mereces. Lo leo en el rostro de mi madre cada vez que pronuncia tu nombre.
Para mí eres un superhéroe y no precisamente de los de capa, dejándote la piel cada día para ayudar a miles de mujeres en situaciones increíblemente jodidas. Perdón por la palabra, pero sé que tú la entiendes mejor que nadie. Tienes el don de saber tocar la tecla exacta para que los corazones bombeen correctamente de ilusión y esperanza, para que esos niños que nacen sean capaces de sonreír en situaciones que nunca deberían haber estado.
Gracias por ser mago porque practicas la ilusión con sonrisa delicada y además con el mejor talante y empatía. Gracias por no desfallecer nunca, por pasar horas y horas resolviendo urgencias con cientos y cientos de casos, sabiendo actuar y tranquilizar en cada momento. Gracias por tantas dosis de esperanza.
Gracias a ti hoy soy el joven que se abre camino en un mundo, no siempre favorable, pero con la calma y la confianza que tú transmites. Gracias a ti soy un superviviente, de los que van despacio pero con paso firme, porque pienso llegar lejos. De los que disfrutan cada momento y se quedan con lo mejor porque gracias a ti, todo lo mejor siempre llevará tu nombre. Hay 20 años en todas estas palabras pero quedarán muchos más por escribir. Mientras, te guardo donde todo llega, entre el alma y el corazón. Firma: David»
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Conrado Giménez no puede sentir hoy más orgullo por este escrito tan cariñoso que después de tantos años le manda este joven que hoy estudia diseño industrial. «Es un bello testimonio que refleja el espíritu y fin de Madrina y la valentía de una familia ejemplar», concluye.
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