Así será la Navidad de las familias españolas

« Esta segunda ola es importante pero de menor dramatismo e intensidad que la primera », puntualiza con cierto halo de optimismo Vicente Soriano , médico especialista en enfermedades infecciosas y profesor del Área de CC. de Salud de Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). « Los hospitales no están colapsados », afirma, para que el «histerismo» no haga mella en nadie. «Por ejemplo, se ha sabido compartimentar las alas Covid en los hospitales -continua-. Si bien es verdad que hay presión, no es la misma avalancha descontrolada de marzo o abril cuando los médicos y enfermeras hicieron medicina de guerra. Ahora todo esta mejor organizado, aunque podría estarlo mejor. Pero no está descontrolado».

Un mensaje de esperanza, por tanto, frente a las declaraciones del ministro de Sanidad, Salvador Illa , quien aseguró que «vienen semanas muy duras en España y en Europa» (incluso habló de cinco o seis meses muy complicados) o del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , quien pretende extender el estado de alarma hasta el mes de mayo debido a la situación actual.

«Parece que estamos en una situación de preguerra y no es verdad. Hay confinamientos, toques de queda y hay más pacientes, sí, pero también se hacen más diagnósticos . Ahora tenemos PCR, test de antígenos… y conocemos mejor la infección», recuerda Soriano.

Aún así, la actual situación ha supuesto un duro golpe para muchas familias . Hay quienes aseguran incluso que «se mueren de pena» solo de pensar en que no van a poder pasar las fiestas navideñas en compañía de sus seres queridos mientras que otros se resisten a la idea de vivirlas en la más absoluta soledad.

Que las navidades van a ser distintas ya nadie lo duda. Los españoles también tuvieron un verano diferente condicionado por el coronavirus. Por ello es importante saber cómo afrontar esta nueva situación .

«Es importante tener claro que, a día de hoy, no sabemos exactamente qué va a pasar así que tenemos que manejar muy bien la incertidumbre », explica Rosa María Portero Ruiz, psicóloga sanitaria en Center Psicología , que advierte del peligro de «entrar en anticipaciones negativas . Mejor vivir el día a día».

La experta subraya la necesidad de readaptarse , como ya se viene haciendo, y centrarse en « qué podemos hacer y no en qué nos falta » porque ello va a «generar más estrés». Por tanto, de momento, el hecho de estar pensando «no voy a poder cenar con mis padres» o «no voy a poder estar con mi abuelo» son pensamientos que se deben dejar al margen. «Es difícil encajar la posibilidad de no cenar con la familia -reconoce Portero- pero la situación es la que es y es necesario un cambio de enfoque. No hay que olvidar que se trata de una situación temporal pero sobre la que no tenemos control y ello genera malestar. Es una batalla que desgasta mucho ».

Ello no quita que las familias hablen del asunto con los familiares. Niños y adolescentes pueden tener preguntas de las que no hay que huir . De cara a los más pequeños, Portero aconseja «no tratar el tema con tristeza o dramatismo propios del adulto», sino explicarles que se trata de una «situación temporal de la que se les tiene que hacer partícipes». Así, la experta sugiere animar a los más pequeños de la casa a dejar gel hidroalcólico a los Reyes Magos o explicarles por qué este año no hay cabalgata. «Si todo ello se lo transmitimos desde la tristeza, va a ser peor y se va a ver reflejado en su comportamiento», recuerda.

Con respecto a los adolescentes , cuya tradicional salida de Nochevieja peligra, «el enfoque debe ser el mismo», subraya la psicóloga. El objetivo es « estimularles con planes de ocio adaptados a la nueva situación, readaptarse y comunicárselo de la mejor manera posible » pero sin anticiparse. «No podemos decirles ahora mismo que no van a poder salir con sus amigos -advierte Portero- Hay que transmitirles el día a día, aunque ellos ya lo están viendo. Hay que explicarles que ya veremos lo que podrán hacer porque de los contrario añadimos más estrés y hostilidad . Y eso se verá reflejado».

Con los más mayores de la familia , la situación se complica. Al fin y al cabo, la Navidad es un evento social que genera cierto sufrimiento ante la posibilidad de tener que dejar solos a los padres en unas fechas tan señaladas. «Este tipo de pensamientos solo nos van a generar un extra de malestar», recuerda Portero, que insiste en la idea de centrarse «sobre lo que podemos ejercer control».

Si el mayor está en una residencia , por ejemplo, «lo mejor es planificar qué podemos hacer: videollamadas, visitas bajo las condiciones que se nos impongan… En definitiva, se trata de readaptarse». En caso de que viva en su casa, la experta aconseja ir hablando del tema, como con los hijos pequeños, evitando el dramatismo. «Pero insisto -recuerda Portero- Anticiparnos a día de hoy no nos lleva a nada, solo nos genera malestar».

Para Soriano, «las navidades se aventuran complicadas» porque « vamos a vivir con restricciones horario y de tipo perimetral durante semanas y meses con altibajos, en función de la presión hospitalaria ». Pero al mismo tiempo -considera- va a haber una cierta «presión por parte de la población para que nos podamos reunir con la familia. Estas reuniones, desde luego, van a tener que darse bajo una serie de condiciones», adelanta.

La primera de ellas es reunirse con la familia en Navidad en lugares amplios, no cerrados , «para que cuando uno cante o hable no esté en una habitación cerrada y los aerosoloes no estén con mayor concentración de la persona infectada», explica el médico.

En segundo lugar, tocará cantar los villancicos y recordar las anécdotas con la mascarilla siempre puesta . «Solo nos la quitaremos para comer y beber», recuerda el experto.

Y, por último, los test de antígeno también marcarán las navidades de las familias por varias razones. «Van a mejorar mucho y probablemente vayan a ser más baratos de lo que ya son: estarán alrededor del euro», vaticina Soriano. «Y es muy posible que podamos comprarlos online o en supermercados en lotes -continua-. Para los encuentros en Navidad, por ejemplo, en los que vamos a estar con más gente, son muy útiles porque vas a poder saber el resultado en apenas unos minutos, incluso los asintomáticos».

El especialista insiste en la necesidad de no confiarse, en respetar las medidas que se impongan en Navidad y en seguir manteniendo las prácticas que ya tenemos asumidas, como el lavado de manos. «Confiarnos desde luego no porque al final paga el pato la gente que queremos, como los padres o los abuelos, que ya tienen una edad y son el grupo más vulnerable», recuerda.