Regalos a los profesores, cómo salir airosos del eterno dilema

Algunos de estos mensajes son inmediatos, en décimas de segundo el móvil se pone en movimiento y no deja de vibrar. Mientras, otros tantos se hacen esperar para pensar la respuesta. No todas las familias están de acuerdo con hacer un present e al profesor de sus hijos. Unos porque pasan por un mal momento económico; otros porque, sinceramente, el tutor no les ha caído nada bien; los hay que piensan que si a ellos no les hacen un regalo en la empresa por qué razón deben hacer un regalo a un profesor; otros debido a que se van a cambiar de cole y no les merece la pega ganar dinero en un maestro que no van a volver a ver; otros porque se niegan a dar protagonismo a la persona que ha lanzado la idea por no ser de su agrado... Sea cual sea el motivo, lo cierto es que todas las familias se ven en el compromiso de aceptar el reto o de dar esquinazo a la propuesta con la mejor de las excusas para evitar una lluvia de críticas por parte del grupo.

Inés Valderrábano , psicóloga general Sanitaria del Instituto Psicológico Cláritas , coincide en que este tipo de situaciones genera muchas tensiones. «Nada ejerce más presión que el grupo. Es una realidad de la psicología social. Ser los únicos o de los pocos de un grupo que opinan diferente suele desatar nuestras alarmas más instintivas . Estas se activan ante el miedo de ser apartados del grupo, algo que se nos ha quedado en el ADN, aunque el grupo sea el de la clase de nuestro hijo».

Su recomendación es, «aunque se vaya a contracorriente, que seamos fieles a nosotros mismos. Ese grupo se terminará y se crearán nuevos, pero al final convivimos con nosotros mismos. Seamos coherentes con lo que pensamos y hagamos propuestas al grupo que reflejen nuestras necesidades. Incluso, me atrevería a decir que no dudemos en expresar nuestra opinión, pero, seamos proactivos en nuevas soluciones, no nos quedemos anclados en el no. Sé que es un paso complicado , que lleva una alta carga de ansiedad enfrentarse al grupo y emitir un voto en contra, pero es mejor eso a vivir enfadados porque no somos capaces de expresarnos».

Su propuesta es que se haga siempre todo desde el respeto y la asertividad. «Digamos lo que pensamos, sentimos y queremos hacer respetando la integridad y los límites del otro. Siempre que hablo de asertividad con mis clientes, les hablo de cómo enfocarla. No es lo mismo decir: «Cállate, no me dejas opinar», que decir «Siento que no puedo expresar lo que opino porque no puedo hablar». Por tanto, pongamos el foco en nosotros, no en lo mal que lo hace el otro, en lo que sentimos y los valores que tenemos. No queremos convencer al otro de la validez de estos, solo expresarle cuáles son nuestros límites y hasta dónde estamos dispuestos a llegar. Respeto y asertividad —insiste—. Y si somos la parte que recibe el mensaje, respetemos que el otro tiene otras ideas y puede hacer lo que quiera con su vida».

Para los que deciden formar parte de esa mayoría que se apunta a hacer el regalo, también recomienda paciencia y buen hacer . Explica que no hay que olvidar cuál es el fin, regalar algo, y su consejo es ir por pasos, respondiendo a cada pregunta planteada y no dejar que las conversaciones (especialmente si son en el grupo de WhatsApp de clase) se vayan por derroteros.

En definitiva « simplificar, ir al hecho en sí. Algo, además, que suelo sugerir, es que, si vamos a decir que no a una propuesta, propongamos otra en contra. No caigamos en ser los quisquillosos que nunca están de acuerdo, y que tampoco proponen nunca nada».

En su opinión es muy importante que algún padre lidere el proceso, quizás dos o máximo tres. «Que se establezcan las normas claras, sólo se va a hablar del regalo y durante un tiempo determinado, quien no haya emitido un voto en ese tiempo, no se cuenta, como en las elecciones. Así no dejamos que el tema se alargue y se enquiste».

También considera esta psicóloga no olvidar para qué se hace el regalo, ¿qué significa regalar al profesor?: ¿es un agradecimiento? ¿un intento velado de soborno? ¿un detalle para que se acuerde de sus alumnos?... «En mi opinión, es un buen guiño al docente si el objetivo es que se acuerde de sus alumnos, y para eso no hacen falta grandes cosas, sino un detalle teniendo en cuenta que son los niños los que regalan a los profesores. La finalidad es que los profesores recuerden a los niños. Si así se lo hacemos ver, les enseñamos a nuestros hijos el valor de los detalles y lo que supone hacer algo con cariño para otro. Les podemos enseñar qué significa regalar y qué supone hacerlo pensando en la otra persona, no en uno mismo y, en el fondo, les enseñamos a ponerse en el lugar del otro y empezamos a elaborar la empatía».

Por último, Inés Valderrábano advierte que los niños se enteran de todo y lo comentan todo, o casi todo. «Si hay rencillas en el grupo de padres, por algún lado o por otro, se acabarán enterando y se comentará. Parémonos a pensar que esas actitudes también las están aprendiendo nuestros menores , y que es un excelente momento para enseñarles a gestionar los conflictos o a expresarnos con asertividad y empatía», concluye esta psicóloga.