El emocionante gesto de dos adolescentes enamorados tras encontrar sentido a su lucha
Rocío y Rodrigo, él con cáncer, crean Adolesscence, un proyecto de voluntariado para ayudar a los jóvenes con enfermedades de larga duración
Rocío y Rodrigo se conocieron en la guardería y a los 15 años comenzaron a salir como pareja
La historia de amor de Rocío y Rodrigo es digna de mención. Constituyen un ejemplo de lucha incansable por salir adelante ante los obstáculos de una vida que ha querido ponerles a prueba. Se conocieron en la guardería y, después de años sin verse, un ... viaje en Metro volvió a reunirles. Tenían 15 años, se gustaron y empezaron a salir. Como cualquier pareja a esta edad compaginaban sus estudios con las quedadas de fin de semana con amigos, las fiestas, las sesiones de cine...
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Un día, Rodrigo fue a casa de Rocío para contarle algo muy importante. «Ya saben porqué me duele tanto la pierna . Tengo un osteosarcoma, un cáncer de hueso en la rodilla». Rocío no pudo más que romper a llorar y tuvo que ser él quien consolara a su desolada novia ante el mazazo de la noticia. Le ingresaron rápidamente en el Hospital Virgen del Rocío (Sevilla) para comenzar la quimioterapia y allí estuvo durante un año, de junio de 2017 a junto de 2018.
«Fue muy duro porque estamos acostumbrados a asociar cáncer con muerte por lo que vemos en muchas películas. Además, nos dimos cuenta que para los jóvenes no hay un tratamiento específico. Es decir, o estás en la unidad pediátrica con los niños pequeños, o te pasan a la unidad oncológica de adultos, como le pasó a él », asegura Rocío. En la planta del hospital se sentía fuera de lugar porque el resto de los pacientes eran casi todos muy mayores y no tenían nada que ver con él. Sus amigos fueron al principio, pero, poco a poco, las visitas se distanciaron porque segundo de Bachillerato es un año duro de estudios.
Por todo ello, « el cáncer para un adolescente es muy complicado de sobrellevar . Para mí fue especialmente difícil verle angustiado, cómo vomitaba y se sentía cada vez más débil, descubrirle un día sin pelo, tan delgadito... También fue un golpe muy duro el fallecimiento de nuestra amiga Lucía, que con solo 20 años y una vitalidad y optimismo increíble, no pudo finalmente vencer la batalla del cáncer».
«Me confesó que se sentía en aquella habitación como en una burbuja donde se había parado el tiempo mientras el resto de chicos de su edad avanzaban. Fue entonces cuando decidimos crear la regla de la balanza»
A pesar de la dureza de todas estas experiencias, Rocío no dejó de ir ni un solo día a ver a su novio . Primero acudía a clase de 9 a cinco de la tarde. Salía corriendo para coger un tren y un autobús y poder pasar en el hospital las tardes con él hasta las nueve de la noche que regresaba a su casa para empezar a estudiar a las diez. En ocasiones, él no tenía ganas ni de hablar. « Estaba cansado y harto de sus padres o de mí... o de todo. Me confesó que se sentía en aquella habitación como en una burbuja donde se había parado el tiempo mientras el resto de chicos de su edad avanzaban. Fue entonces cuando decidimos crear la regla de la balanza».
Consistía en el siguiente acuerdo: si el ánimo de él estaba al 30%, ella debería esforzarse en aportar el 70% para llegar al 100% y, al contrario, si ella estaba al 30%, él debería sumar para lograr ese cien por cien. Y así lo hicieron siempre. « Empezamos a ver la vida de otra manera y a pensar en positivo . Aparentes pequeños avances —como que caminara, primero con muletas y, luego sin ellas—, para nosotros significaban grandes alegrías; o si un día se comía todo, era una auténtica fiesta», recuerda ella.
Rodrigo hoy sigue con sus revisiones cada seis meses, pero ya fuera del hospital. Le quedan siete años para que puedan darle el alta médica definitiva. Esta pareja asegura que, a pesar de la dureza de la enfermedad, han aprendido mucho de esta experiencia que consideran que tiene que tener algún sentido .
Saben que cada año 9.000 adolescentes son diagnosticados de cáncer en nuestro país. Para evitar que se sintieran fuera de lugar como le ocurrió a Rodrigo, decidieron poner en marcha un proyecto pionero con el objetivo de reclutar a voluntarios interesados en conectar con jóvenes con enfermedades de larga duración. La idea es que puedan visitarles en el hospital ofreciéndoles previamente una formación para saber cómo tratarles «puesto que se pueden encontrar con que el paciente un día no tenga ganas ni de hablar», matiza Rocío. Para lograrlo, crearon un perfil en Instagram bajo el nombre de Adolessence (esencia de adolescente, por sus siglas en inglés). Decidieron participar en Ideas Factory, un concurso entre universidades de Andalucía para incentivar el talento juvenil y el emprendimiento, y ahora están con la plataforma a medio gas debido al coronavirus que no permite estas visitas presenciales al hospital.
A la espera de recuperar las visitas presenciales, actualmente están formalizando encuentros grupales online sobre temas que más interesan a los adolescentes, además de la organización de otras actividades y juegos. «Lo importante es que no se sientan solos porque, además, el apoyo es fundamental para que estén motivados en su recuperación. Creo que la juventud hoy podemos aportar mucho a la sociedad y no debemos perder la oportunidad de ponernos manos a la obra», puntualiza.
Rocío está actualmente en el último año de la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas y Rodrigo cursa un módulo superior en Energías Renovables. Ambos están pletóricos porque este jueves 4 de marzo sale a la venta «De aquí a la luna» , su primer libro en el que se narra las vivencias de esta joven pareja, su lucha, su valentía y solidaridad. Una historia de amor más allá de la enfermedad.