Alienación parental

«Hay muy pocas posibilidades de recuperar a los hijos tras un divorcio en el que ha habido manipulación»

Nos divorciamos mal y utilizamos a los niños como arma arrojadiza, aseguran desde la Asociación Española de Abogados de Familia

Ríos de tinta se están escribiendo sobre las declaraciones de Rocío Carrasco por su tormentosa relación con David Flores y con unos hijos con los que no tiene relación alguna. No son pocas las personas que, escuchando su versión de los hechos, se han visto ... identificadas con una triste realidad que algunos han dado en llamar como Síndrome de Alienación Parental.

Desde la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA) quieren ir más allá de la disputa sobre el término de Síndrome de Alienación Parental, del que hay quien duda de su existencia, «por considerar que se trata de un debate estéril», matizan en esta organización. «Pero, de lo que no hay duda —recalca María Pérez Galván, vicepresidenta de AEAFA— es en que nos divorciamos mal y utilizamos a los niños como arma arrojadiza».

Explica esta experta que, por desgracia, se trata de una situación que se repite cada día. «En los procedimientos contenciosos, donde los progenitores no han alcanzado un acuerdo y el juez es el que tiene que decidir, muchos padres intentan hacerse daño mutuamente y conseguir una presunta victoria frente al otro, perjudicando claramente al débil y que mayor protección necesita, el hijo o la hija».

Según el Observatorio del Derecho de Familia de AEAFA, el 97% de los divorcios contenciosos tiene un nivel de conflictividad alto o muy alto en parejas con hijos, dato que da idea de la magnitud del problema en España. Existe bastante literatura científica sobre las implicaciones de un divorcio conflictivo en los hijos y las enormes secuelas que deja en su vida: Desde problemas físicos y académicos (el 68% de los profesores detecta cambios en su rendimiento escolar) hasta consecuencias en el ámbito emocional que son las más devastadoras: manipulación, estrés, pérdida de relaciones con familiares directos, sentimiento de abandono, impotencia, agresividad y conductas disruptivas.

¿Por qué se manipula a los hijos en un divorcio? ¿Cuál es el verdadero objetivo: cuidar de ellos o dañar a la pareja?

Una mente sana no actúa así pero, en ocasiones, el dolor y la rabia que siente una de las partes hace que la venganza hacia el otro progenitor desencadene en estas actuaciones que, sin duda, dañan tanto a los hijos y pueden llegar a dejarles secuelas insalvables.

Los progenitores suelen olvidar que en caso de crisis de pareja, por encima de sus intereses, rabias, reproches y desencuentros, deben velar por el interés de los hijos que son los más débiles en estos casos y no tienen voz.

¿De qué manera se valora esta manipulación en un juicio de divorcio o de lucha por la custodia de los hijos?

En todo proceso donde se cuestione la custodia de los hijos menores, habrán de ser oídos por el Juez y por el Fiscal, que vela por los intereses de los menores en estos procesos, si son mayores de 12 años, si bien, en una entrevista no siempre se puede apreciar la posible manipulación o chantaje a que estén sometidos los menores. Por regla general, en estos casos, los hijos no quieren defraudar al padre ni a la madre y no quieren tomar partido por ninguno de ellos.

Hacen falta más medios técnicos y humanos. Sería conveniente en estos casos que en esas exploraciones de los menores estuviera también un psicólogo que pudiera ayudar al Juez.

¿Quiénes suelen manipular más a los hijos, las madres o los padres?

No siempre se identifica con uno u otro género. Hay muchos tipos de chantajes, manipulaciones y utilización de los hijos en contra del otro progenitor. Cuando hay una crisis de pareja, lo ideal es dejar a los hijos al margen y no contaminarlos con información no propia de ellos. Los hijos suelen tomar partido por la parte más débil y hay muchas formas de contaminar a un menor y de minar su voluntad.

¿Forman los abuelos también parte de este entramado de manipulación hacia los más pequeños?

Desgraciadamente los abuelos, familia cercana y las nuevas parejas, en ocasiones toman partido y desacreditan al otro progenitor delante del niño y lo presionan, sin sopesar el daño que les puede ocasionar con esa actitud.

¿De qué herramientas dispone la víctima para recuperar a sus hijos?

Desgraciadamente muy pocas y los Juzgados están saturados de procedimientos que impiden actuar en estos casos con la diligencia y celeridad que el caso requiere. Sería deseable que los Juzgados de familia estuvieran asistidos de psicólogos y equipos técnicos para atender estos casos y evitar daños colaterales en los hijos, con mecanismos de apoyo y ayuda. En muchas ocasiones, tras la sentencia empieza en la familia un nuevo calvario que necesita de un seguimiento para pacificar el conflicto.

¿Qué supone para los hijos de cara a su futuro desarrollo como personas pasar por una vivencia de estas características?

Muchos expertos están viendo en sus consultas las secuelas que les provoca a los hijos el que los padres no hayan actuado con generosidad con los hijos. Resulta muy difícil recuperar el tiempo perdido, provocándose en ocasiones un rechazo total de los hijos hacia los padres que se sienten impotentes en estos casos y meros pagadores de pensión de alimentos.

¿Cuál es la situación actual al respecto en nuestro país?

Hace falta una mayor conciencia del problema y soluciones

¿Qué debería cambiar para que este tipo de situaciones familiares no se produzcan?

Más preparación para afrontar un divorcio o crisis de pareja con responsabilidad, con conciencia de que los hijos no deben verse afectados por ella y que sigan teniendo una vida sana y contar con ambos progenitores y demás familia extensa por el bien de los hijos.

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