Suscribete a
ABC Premium

Cómo lidiar con los complejos de nuestros hijos

A veces ciertos comentarios hechos sin malicia pueden llegar a pasar factura

Carlota Fominaya

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Comparaciones con hermanos, o frases sin aparente intención como «¡Ay mi gordito!» o, por contra, «que delgadito mi espárrago», o nuestros propios comentarios cuando nos vemos frente al espejo en traje de baño pueden provocar consecuencias indeseadas en nuestros hijos. «Hay que tener en cuenta ... que los niños aprenden por modelado, y que tienen una capacidad de observación impresionante. Son conscientes de simples expresiones que creemos que no van a afectarles pero que a la larga pueden pasar factura», explica la psicóloga Silvia Álava . Porque la imagen que tienen de sí mismos, prosigue esta experta, «es en principio la que les proyectan sus padres. Por eso es tan importante lo que les decimos o cómo les vemos».

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia