«Lo que más veo es la culpa que nos genera no llegar a ese todo que se espera de nosotras tras ser madres»
Tras cuatro años acompañando a mujeres, Andrea Ros publica un libro en el que aborda todo lo que supone «maternar»
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Iniciar sesiónAndrea Ros, actriz, doula y educadora maternal, asegura que «todo lo que hay que saber y nadie nos cuenta sobre la maternidad» está en su libro, « Lo hago como madremente puedo « (Editorial Destino). Y es que el libro está pensado para todas las ... madres que, desde el primer minuto, se adentran en ese nuevo camino de la maternidad, quieren saber cosas de las que en general no se suele hablar (como el duelo perinatal o la ardua búsqueda del embarazo) y buscan experiencias para ser más fuertes y más sabias.
Andrea, en tu libro dices: «Todo lo que hay que saber y nadie nos cuenta sobre la maternidad». Si las mujeres supieran absolutamente todo sobre la maternidad, algo que es imposible, ¿no crees que saldrían corriendo?
Es una posibilidad, sí, pero sería lo justo, que aquellas que no quieran vivir lo que supone pudieran no hacerlo.
¿Qué es para ti lo más importante que las madres deberían saber y que nadie les ha contado sobre la maternidad?
Que las cosas que nos pasan tienen nombre, no son fruto de la locura o de un problema individual sino que responden a cambios biológicos que suceden en nuestro cuerpo y en nuestro cerebro.
¿Es lo que a ti te hubiera gustado que te contaran con 23 años, cuando decidiste ser madre?
Sí… Me hubiera gustado saber que la matrescencia es una etapa clave en la vida de las mujeres, profunda y digna. No debemos querer saltarnos esta etapa, tiene un sentido y es bonita si sabes adónde vas.
Cuentas que cuando decidiste ser madre te encontraste «con una situación muy hostil, con mucha soledad, muy poca información, cero acompañamiento y mucha infantilización». ¿Puedes poner algún ejemplo?
Cuando yo me quedé embarazada (queriendo), todo el mundo me daba casi el pésame. Decían que había tirado mi vida por la borda. También los médicos me trataban como si fuera una niña incapaz de entender lo que me estaba pasando. En las clases de preparación al parto del centro de salud nos trataban a todas como si fuéramos crías de 3 años. Por no hablar del nulo acompañamiento emocional que recibí. Entonces yo alucinaba a cada paso que daba: «¿Pero esto será normal?«, »¿Esto les pasa a todas las embarazadas y nadie te lo cuenta?».
Hablas de «Madres perfectas, de las que se espera un apoyo incondicional, cuidado amoroso y gestión del hogar». ¿Quién espera esto (las propias madres, las parejas...) y por qué?
Yo creo que inconscientemente todas y todos esperamos eso, hasta nosotras mismas. Tras cuatro años acompañando mujeres, lo que más veo es la culpa que nos genera no llegar a ese todo que se espera de nosotras . Así que, aunque estamos intentando cambiar el paradigma, hay algo interno en las mujeres que nos empuja a querer encarnar esa figura casi angelical de la madre perfecta. La sociedad en general también pretende que seamos un ser de luz y rápidamente tacha de «mala madre» a toda la que se sale de esa cosa dulce e irreal.
La realidad de ser madres es otra, como dices en el libro. Y además aseguras que la «maternidad no se cuida en nuestra sociedad. Tampoco la infancia. Al sistema le importa tres pepinos». También hablas de renunciar a la crianza o a la carrera profesional. ¿Menudo baño de realidad pretendes dar ¿no?
Me gusta reflexionar sobre lo que la sociedad les hace a las madres. No creo que tenga la verdad absoluta, pero después de acompañar a tantas mujeres, sí puedo entrever un patrón. Y, sí, la culpa es del sistema. Francesco Tonucci habla mucho de lo importante que es poner la infancia en el centro y dejar de tratar a los niños como si fueran «futuros adultos» y no niños presentes. Y con las madres igual, solo hay que mirar un poco a nuestro alrededor, el relato de la maternidad es muy fino, hay poca profundidad y conocimiento. En el sistema público de salud solo atienden a las embarazadas matronas y ginecólogas, no hay apoyo emocional, ni prevención de salud mental o formación para que las embarazadas decidan.
«En el sistema público de salud no hay apoyo emocional, ni prevención de salud mental o formación para que las embarazadas decidan»
Muy interesante lo que cuentas en el libro sobre cómo cambia el cerebro durante el embarazo. ¿Son estos cambios los responsables de que se nos olviden las cosas y que nuestro entorno o pareja «alucine»?
¡Totalmente! Y qué alivio cuando lo sabes, ¿no? Muchas creen que tienen un problema al mezclar las palabras. Suceden muchas cosas en el cerebro, para eso es importante leer a Ibone Olza y Patricia Fernández Lorenzo en su libro «Psicología del embarazo», pero lo que cuento en el libro se llama poda neural : el cerebro se deshace de aquello que no necesita para centrar sus recursos en aprender el nuevo rol y la crianza que viene. Es apasionante.
Duelo perinatal. ¿Estamos preparadas para afrontarlo?
Ya nos cuesta mucho la muerte, entonces, la muerte antes de la vida, mucho más, así que la muerte de bebés es más incomprensible aún. Socialmente, lo que solemos decirles a las madres en duelo son cosas como «ya tendrás otro» o «bueno, eso es que no tenía que nacer»… Las madres en duelo solo necesitan llorar, expresar lo que sienten , que alguien les diga que tienen todo el derecho a llorar por la muerte del bebé (sea cual sea la semana de gestación).
«Durante el embarazo se produce la poda neural: el cerebro se deshace de aquello que no necesita para centrar sus recursos en aprender el nuevo rol y la crianza que viene»
Por mucho que una mujer imagine su parto..., ¿acertará? ¿Y cómo puede afectarle que no sea el parto que siempre soñó?
A veces (y yo me incluyo por mis vivencias) se nos olvida que en el parto somos dos. El bebé también necesita sus cosas para nacer y eso no podemos preverlo. Hay bebés que necesitan más tiempo o ayuda para ello. Yo creo que tu parto nunca puede ser 100 % como te imaginas, pero eso no significa que no sea maravilloso. Carlota Sala hablaba de su última cesárea diciendo: «Perfecto no quiere decir a mi manera». Con esto quiero decir que es importante prepararnos para abrazar lo que suceda en nuestro parto, siendo informadas y cuidadas, pudiendo tomar decisiones a cada paso. Lo que nos puede hacer daño no es tanto que el parto no sea como soñamos sino cómo nos traten durante esos cambios y si nos sentimos dueñas de la situación o estamos siendo maltratadas e infantilizadas.
¿Por qué dices que el cuerpo de una madre es un campo de batalla? Para que lo entiendan las futuras mamás
Donald Winnicott dice: «No existe tal cosa como un bebé». Con esto quiere decir que el bebé existe en función de que alguien lo cuide, que alguien procure su supervivencia. Todo lo que necesita el bebé es el cuerpo de la madre, todo pasa en el cuerpo de la madre. La madre pone su cuerpo al servicio del bebé y eso es agotador a nivel de energía, de postura, de cansancio . Que sea un campo de batalla no me parece estrictamente malo, yo siento que es un ejercicio de generosidad brutal y, como toda brutalidad, tiene luz y sombra.
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