Esta es la táctica para salir de números rojos (y solo la llevan a cabo una de cada tres familias)
En coyunturas complejas como la actual resulta aconsejable sentarse y ver cómo se van a afrontar los cambios en el hogar
Madrid
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLas familias sin presupuesto familiar «permiten que otras controlen su vida», advierte Amalia Guerrero, autora del libro 'En casa las cuentas claras' y del blog finanzasencasa.com. Para esta experta, si la pareja tiene un proyecto en común, tiene que llevar un control ... del gasto, pero ella misma no deja de sorprenderse porque «muchas no saben en qué se están gastando el dinero». «Basta con preguntar a un hogar cuál es, por ejemplo, el gasto anual en transporte de todos los miembros de la casa (seguros de automóvil, mantenimiento, impuestos, gasolina...) y que las familias son incapaces de responder, porque no lo saben», corrobora Laura Núñez Letamendía, directora del Observatorio del Ahorro Familiar (inciativa conjunta de Fundación Mutualidad Abogacía e IE Foundation). En general, apunta esta experta, «todas las familias deberían emplear esta herramienta para gestionar financieramente su hogar, pero los datos indican que solo una de cada tres lo hace» (datos del OAF de 2021).
A juicio de Guerrero, «siempre es un buen momento para sentarse a tomar conciencia y ver con claridad nuestra situación financiera, pero en particular este mes de septiembre, con todos los gastos extras que conlleva la vuelta al cole, y la previsión de un otoño más que complicado, lo hacen más necesario que nunca». Para esta divulgadora, es imprescindible convertir esta vuelta de vacaciones en un punto de inflexión y «marcarnos un objetivo. El que sea. Llegar más saneados a fin de mes, ahorrar para pagar la universidad del niño, estar libres de deudas... Si no lo tienes claro, no vas a conseguir cumplir nada».
Endeudarse en verano: cómo evitar que el dinero se nos escurra entre las manos
Carlota FominayaLas dos preguntas que tienes que hacerte antes de tirar de crédito en vacaciones
Lo siguiente será saber cuál es nuestra realidad económica. «Hacer una especie de 'autopsia' que determine en qué gastamos nuestro dinero. Para eso recomiendo coger papel y lápiz, o hacer un excel, donde anotemos hasta el café que sacamos de la máquina».
Estimación de lo gastado
Realizar esa previsión de gastos, admite Núñez Letamendía, «siempre es complejo». Esta experta explica que debe partirse de una estimación de lo gastado el año anterior en cada una de las grandes partidas que conforman el gasto de los hogares (alimentación, alquiler y suministros, seguros, impuestos, transportes, reparaciones y mantenimiento de vivienda y automóvil, educación, salud, menaje, vestido y calzado, y vacaciones y ocio).
Su recomendación es que «si pagamos la mayoría de los gastos con tarjetas bancarias, podemos revisar los extractos mensuales del último año para ver cómo se han repartido los gastos entre los diferentes epígrafes; si somos de los que sacamos del cajero y no vamos apuntando en qué gastamos cada euro, es hora de empezar a hacerlo para poder tener una idea de cómo se distribuyen nuestros gastos. A medida que vayan transcurriendo los meses iremos teniendo una foto más completa de nuestra estructura de gastos.
Aunque hay partidas que será imprescindible mantener o iniciar, es muy posible, prosigue Amalia Guerrero, que haya otras en las que es más factible reducir. «Es momento de revisar contratos, suscripciones, comparar precios en distintos supermercados...». Se puede ahorrar incluso en la vuelta al cole, asegura. «Las familias pueden hacer un inventario de lo que ya tienen en casa y no necesitan comprar, intentar aprovechar descuentos, productos de marca blanca, libros de segunda mano... y por supuesto no caer en el ya lo pagarás luego. Se puede comprar más tarde, de forma escalonada, no hace falta que sea todo ahora en septiembre».
Como reflexión final, propone Núñez Letamendía, «es imprescindible ser conscientes de cómo influyen nuestras pautas de vida en las finanzas del hogar para poder valorar si queremos o no, o si nos compensa o no, cambiar dichas pautas. Para ello necesitamos saber el impacto financiero que tienen nuestras acciones, ya que ello nos permitirá valorar alternativas. ¿Qué ahorro supondría en transporte vivir en un barrio mejor comunicado por metro? ¿Me supondría un ahorro cambiar de barrio a otro con alquileres más bajos a las afueras, aunque tuviese que pagar algo más en transporte? ¿Cuánto podría ahorrar reduciendo algunos de los gastos de ocio a través de alternativas que no impactan apenas en mi nivel de satisfacción? ¿Qué supondría este ahorro a lo largo de los años? ¿Prefiero gastar más en ocio a lo largo del año, o hacer un esfuerzo y reservarlo para permitirse unas vacaciones mejores o para reformar la casa o para financiar un curso de desarrollo profesional?».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete