Francia se deja barba
Belmondo ha sido el último de una larga lista de actores, escritores y dirigentes franceses con barbas muy cuidadas

«A tal señor, tal honor». A los ochenta años, Jean-Paul Belmondo sigue siendo el hombre más popular de Francia, imponiendo tendencia, siempre: barba, blanca, corta, muy cuidada, lucida con la elegancia de un seductor juvenil. Mathieu Madenian, humorista de origen armenio (condición que reivindica con mucho humor negro), puede ser nieto de Belmondo, pero también lleva barba , corta, muy cuidada, y ha llegado a reivindicarla con ironía: «En la intimidad más íntima, a muchas mujeres les va el gustirrinín de una barba que las acaricia».
Hay otros barbudos más o menos famosos que llevan la cosa con indiferencia más o menos fingida. El escritor Frédéric Beigbeder, autor de novelas que suelen venderse incluso entre lectoras de revistas rosa bombón, ha posado con su buena barba para relanzar la revista «Lui». En verdad, la tendencia barba tiene muchos matices . La barba del actor franco belga Benoît Poelvoorde tiene por momentos, un matiz de abandono y revuelta . Es la barba de los personajes más o menos marginales, que dejan de afeitarse por razones que oscilan entre la coquetería y el desorden. La barba del actor Jean Dujardin, por el contrario, es la barba de un dandi. Se trata de una barba cuidada, recortada, retocada, incluso maquillada con brillantina, si es necesario, para darle el fino toque de la barba de los conquistadores.
¿A qué obedece la moda o tendencia barba ? Brigitte Garault, psicóloga, avanza estas razones: «La historia de la barba nos recuerda que los señores se la dejan por muchas razones... para darse importancia, para “disfrazar” su timidez , para “ocultar” su pequeñez, para cubrirse con un “manto” de solemnidad. La barba que hoy parece proliferar es una barba bastante cuidada. Jóvenes y menos jóvenes se dejan una barbitas muy cortas y muy cuidadas. Parece tratarse de una forma de coquetería masculina».
Funcionario, presidente de la muy oficial Reunión de los Museos Nacionales, que controla todos los museos públicos de Francia, Jean-Paul Cluzel luce una barba que da lustre y gravedad a su persona y su cargo, sin tener el carácter un poco abrumador de las barbas de los profetas literarios de otra época, como Zola, Verlaine o Musset, que llevaron barbas «románticas».
El caso de Jean-Paul Belmondo quizá ilustre la tendencia, a la perfección. A su edad, a los 53 años de «À bout de souffle» («Sin aliento, al final de la escapada»), la legendaria película de Godard que lo lanzó a la fama y marcó tendencia, el gran actor esgrime una barba que se percibe moderna y juvenil, cuando su viejo cómplice, Alain Delon (78 años), más joven, parece mucho más viejo , con su pelo ligeramente teñido y su cutis impecable, apenas retocado. Belmondo sigue seduciendo. Delon dejó de seducir. No sé si la barba lo explica todo.
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