Invitada de boda en otoño: lo que 'sí' y lo que 'no' para acertar

En lo que a moda se refiere, la elección del look en este periodo puede suponer un auténtico desafío para muchas, pues al tener que añadir más capas con las que combatir las temperaturas más bajas, no tienen muy claro cómo combinar sus prendas. Sin embargo, esto es un punto a favor para dotar a los estilismos de un aire más especial y original, permitiendo muchos más juegos que cuando el mercurio está más elevado.

Hay muchos dimes y diretes sobre lo que se puede llevar y lo que es mejor dejar para otra ocasión, pero para salir de dudas ABC Estilo ha consultado con dos expertas en la materia para obtener ambas perspectivas dentro de esta industria tan popular. Por un lado la diseñadora Carmen de la Puerta, fundadora de Vogana en cuyas colecciones los trajes de invitada constituyen una parte muy significativa; y por otro, Paloma Herce, consultora de moda especializada en looks para eventos de este tipo.

«Desde septiembre a marzo recibo a muchas clientas indecisas sobre qué prendas elegir de cara a una boda de otoño, y lo primero que les digo es que antes de decidir, han de estar seguras de que con lo que van a llevar se van a sentir muy cómodas», cuenta, y comparte cinco consejos que, desde su punto de vista, no fallan.

- Trajes de chaqueta, pues son fáciles de combinar y además muy versátiles.

- Abrigos de terciopelo. Sin duda debes tener uno en tu armario ya que te salvará y levantará cualquier look por mucho frío que haga.

- Abrigo con pantalón a juego, otro imprescindible este invierno.

- Vestidos funcionales. Es imprescindible tener un par de vertidos que den juego tanto para ir a una cena con una bota alta, como para ir a una boda con unas sandalias y accesorios más sofisticados. Decántate por aquellos con las hombreras marcadas, con cinturas ajustadas y faldas con vuelo, son los que más fácilmente se combinan.

En cuanto a lo que no recomienda, «las botas altas, nunca deben llevarse a una boda, de ninguna de las maneras». También invita a dejar a un lado los colores oscuros para los enlaces de día, así como los tejidos con brillos o demasiado llamativos. «Mejor reservarlos para la noche», apunta. Por último, otra de las tendencias que considera que ya están demasiado vistas son los cuellos XXL, ya que opina que es mejor centrarse en otras partes del cuerpo para estilizar la figura.

Paloma Herce, por su parte, comparte un manual de estilo con el que resulta prácticamente imposible equivocarse. «En primer lugar, dejamos a un lado las pamelas para abrazar los tocados, el motivo no es otro que su utilidad, pues al final las pamelas se utilizan para cubrirse del sol y en esta época del año no tiene mucho sentido lucirlas. Se pueden utilizar pamelas, dependiendo del tipo de pamela. Por ejemplo, no se deben utilizar las de tonos más naturales o con materiales que recuerdan al verano como la rafia. Sí que se admiten las pamelas en negro, o los sombreros de tipo cordobés, pero lo que en realidad cobra protagonismo son los tocados. Con plumas, terciopelo, o en definitiva, un acabado más clásico que en las bodas de invierno (siempre de mañana, recuerda) elevan cualquier estilismo y resultan muy favorecedores», comenta.

Respecto a los colores, desde su punto de vista se suelen dejar a un lado los pastel y los tonos más brillantes para apostar por tonos más oscuros que encajan mejor en las bodas de otoño e invierno «como el azul marino, el púrpura, el burdeos, el marrón chocolate, el verde botella». También añade que respecto al negro, es mejor prescindir, pues «al final es el color del luto así que es mejor no llevarlo, aunque se puede utilizar en capas, accesorios o elementos que sumen».

Otra de las cuestiones más debatidas consiste en el uso de medias. Paloma hace hincapié en prescindir de ellas. «Dejemos a un lado las medias de color carne, no favorecen y le quitan elegancia al look. Es el momento de llevarlas en negro, muy opacas. Las mejores son las de cristal, pues son muy sofisticadas, estilizan mucho la pierna y con un salón las alargan mucho».

Explica también que se permite jugar mucho más con la moda porque podemos aplicar muchas más capas a nuestro estilismo. Desde un vestido con una levita, una estola, una capa, trajes de chaqueta… «Es hora de sacar las sandalias de terciopelo y todos esos zapatos que en verano nos cuesta más encajar en los looks y que sientan fenomenal. A mí particularmente los abrigos encima de los looks de invitada no me gustan. Apostaría por algo un poco más sofisticado como por ejemplo una capa, y si finalmente decidimos que vamos a llevar un abrigo, habrá que darle la misma importancia que al resto de prendas y accesorios del look, que es algo que también se nos olvida en las bodas de otoño e invierno».

Con el tema de los complementos, apuesta por conceder el protagonismo a las carteras y clutches aunque no sean lo más cómodo, pero afirma que de esta forma no le roban el protagonismo al resto de prendas, especialmente cuando se lleva una capa. Por último, invita a llevar guantes, «uno de los accesorios más bonitos y elegantes que existen que nos recuerdan a cuando nuestras abuelas se arreglaban en invierno y aportan un plus.

Eso sí, se lleva solamente en la parte de la misa, a la hora de saludar nos tenemos que quitar el guante de la mano con la que saludamos y durante el convite no los llevamos puestos», concluye.