'House of Gucci': conspiración, crimen y moda

El abuelo de Maurizio Gucci, Guccio Gucci , había fundado su pequeña boutique de accesorios importados en piel en 1921 en el centro de Florencia. Poco a poco, recurriendo a talleres externos, comenzó a crear una colección a su gusto. Un gusto adquirido en sus años como valet en la entrada del Hotel Savoy de Londres, donde veía pasar a lo más granado de la sociedad mundial con sus equipajes de auténtico lujo.

Pero los hijos de Guccio Gucci, grandes impulsores de la marca, acabaron por dividir la empresa entre el mercado europeo y el estadounidense , hasta el punto de que en los años 80 las colecciones de bolsos y maletas eran incluso distintas en cada mercado.

Tras el discutido pero brillante liderazgo de Aldo Gucci, hijo mayor de Guccio Gucci, la empresa pasó por tantos devenires y conspiraciones que la familia acabó vendiendo a un fondo árabe una gran participación.

Antes de la venta, a Aldo Gucci le había sucedido como presidente de la empresa su propio sobrino, Maurizio, hijo de Roberto Gucci -actor, que se hacía llamar Maurizio D’Ancora-. Maurizio, gastoso y estiloso, compró entre otras cosas el maravilloso palazzo de la Via delle Caldaie en Florencia, donde tantas veces he acudido a reuniones y a compras de showroom.

Descontentos los Gucci con la gestión de Maurizio, éste vendió su parte al grupo de inversores de Bahrein Investcorp en 1993, no sin crear la polémica sobre su verdadera autorización de hacerlo tras la muerte de su padre. Pero el abogado de los Gucci, Domenico De Sole, un italiano recriado en Norteamérica, inteligente y con una mente estratégica, supo ir recomprando acciones hasta quedarse con la casa florentina apoyado por inversores externos .

Fue Domenico el que contrató a Tom Ford , entonces un simple comprador de moda femenina para la marca en EEUU, y el que confió en una marca para la que contrató años más tarde a directivos de distintos países, entre los que me encuentro.

Solamente un año largo después de esta venta, en 1995, Maurizio fue abatido a la entrada de su oficina, cuando aún las cosas podrían haber cambiado para Gucci. Se demostró en 1998 que había sido Patrizia Reggiani, la exmujer de Maurizio, la que había encargado a dos sicarios milaneses acabar con la vida de su exmarido a la entrada de su oficina personal en Via Palestro, Milán. No podía soportar Patrizia Reggiani que el curso de su vida se viera afectado por la entrada en escena de una nueva pareja de Maurizio, la inteligente, elegante y guapísima Paola Franchi , que ya vivía con en él en el palazzo familar de cuatro plantas en Corso Venezia.

De no haber fallecido Maurizio, quizás hubiese intentado recuperar la empresa familiar, con malas o buenas artes, y también quizás, la casa Gucci no habría renacido a finales de los 90 con la potencia que lo hizo.

De Sole supo ordenar el caos, recuperar lo bueno y oficializar un sistema operativo que puso a la marca en el top de las más deseables del mundo desde entonces hasta hoy. Años después, el grupo Pinault, ahora Kering , se haría con la mayoría de un grupo en el que ya estaban también Saint Laurent , Boucheron o Bottega Veneta, entre otras enseñas.

Ahora es Ridley Scott el que está en pleno proceso de filmación de la película 'House of Gucci', basada en el libro del mismo nombre escrito por Sara Forden. Con Lady Gaga - italiana y de gran parecido con la Patrizia Reggiani a quien encarna - y Adam Driver ('Historia de un matrimonio' y 'Star Wars', entre sus filmaciones) como Maurizio Gucci, se han hecho públicas las primeras fotografías de la película. Jared Leto, Al Pacino y Jeremy Irons completan el elenco de lo que será a buen seguro una excelente película, porque trama no les falta y el director es de primera.

Patrizia Reggiani, que cumplió su condena en la cárcel, ya se pasea por Milán disfrazada y maquillada sin gusto, como siempre hizo. Ahora que «la viuda negra de Italia» esta libre, se ha sabido que sus hijas están distanciadas de ella por la muerte de su padre y que incluso la propia madre de Patrizia, una señora de edad llamada Silvana Barbero, decidió hace 4 años inhabilitar a su hija en los tribunales para que no pudiese administrar sus bienes por estar, según ella esgrimió, influenciada por gente poco recomendable. Silvana y su hija Patrizia orquestaron aparentemente en los años 70 la muerte del padrastro de la segunda y marido de la primera, Fernando Reggiani, tal y como declaró el hijo del fallecido. Fernando Reggiani hijo, las había acusado de envenenarlo cuando estaba enfermo para evitar que cambiara el testamento, si bien ambas fueron absueltas en su día. La realidad, supera la ficción y la película, que se estrenará en noviembre, ya causa expectación.