Gabrielle Caunesil, la ‘it girl’ que pasó de modelo a empresaria de éxito antes de cumplir los 30

Su historia se gesta a ambos lados del charco, pues cuando apenas era una adolescente decidió probar suerte en el mundo de la moda y sin pensárselo dos veces se mudó a Nueva York para protagonizar sus primeras campañas y subirse por primera vez a la pasarela. No obstante, ella no es una maniquí al uso ya que nunca se limitó solo a posar ante la cámara, sino que, tal y como ella misma ha declarado alguna que otra vez, le ha servido como vehículo para empaparse de todos los conocimientos posibles de la industria para poder cumplir su sueño de emprender.

Su vida dio un giro radical cuando conoció a Riccardo Pozzoli , el amor de su vida. El empresario italiano que compartió una década de noviazgo con Chiara Ferragni y que fue el artífice de su popularidad con ‘The Blonde Salad’. Sus caminos se cruzaron por casualidad cuando ella todavía vivía en Estados Unidos sin saber siquiera quién era la influencer italiana. Un flechazo que acabó en boda menos de un año después en California y que consagraron de nuevo en Italia antes de la pandemia.

La mente brillante de Pozzoli en el mundo del marketing y la comunicación se ha complementado a la perfección con el espíritu curioso de Caunesil, ayudándola a lanzarse a la piscina y lanzar su propia marca, ‘La Semaine Paris’ , que ha supuesto un giro radical a su carrera en el mundo de la moda dejando a un lado las pasarelas para pasarse definitivamente al otro bando. El motivo no ha sido otro que la presión a la que la modelo se veía sometida por lucir un cuerpo perfecto, que le llevó a padecer trastornos de ansiedad, tal y como ha explicado en sus redes sociales.

Porque si algo hay que señalar de Gabrielle es que su cuenta de Instagram -donde acumula más de 1,2 millones de seguidores - es su mejor herramienta para darse a conocer. En ella además de mostrar las novedades de su firma, comparte todo tipo de mensajes para fomentar el ‘body positive’ y normalizar la imperfección. Es más, recientemente publicó su problema de endometriosis que le impedía culminar su sueño de ser madre, hasta que el pasado Día de la Madre anunció que estaba embarazada y que había sido «todo un milagro».

En lo referente a su firma, la empresaria es el reflejo de que el esfuerzo y trabajo siempre dan sus frutos. 'La Semaine Paris’ no es solo una marca con toques retro y románticos, es un estilo de vida que aboga por la libertad y el empoderamiento de la mujer, tal y como anuncia el manifiesto de su web: una oda al feminismo en el que también hay espacio para la sosteninbilidad. Porque si algo tuvo claro Gabrielle desde el principio, era que su firma sería respetuosa con el medio ambiente.

«Los trajes de baño están hechos de plástico marino reciclado, la etiqueta se puede plantar y se convierte en una flor. Además, los géneros de punto y vaquero también están hechos con materiales 100% reciclados. Dicho denim se trata con un láser y no con un lavado con agua (que suele ser bastante contaminante), y con cada compra ayudamos a la reforestación en una aldea de Kenia. Lancé la marca pensando en difundirla solo online, no tengo planes de retail», contó a una entrevista para L’Officiel el pasado octubre.

Su estilo no ha pasado desapercibido para sus seguidoras europeas, un equilibrio perfecto entre el clasicismo francés con toques de vanguardia más actuales. En su vestidor predominan las prendas de tweed , su tejido favorito, en chaquetas y vestidos que buscan destacar las curvas femeninas. También se declara adicta a los jeans de cintura alta combinados con blusas de satén, cuerpos encorsetados y tops de punto.

Tampoco faltan los vestidos de flores en todas las formas y colores -siempre vaporosos, eso sí- y todo tipo de complementos entre los que destacan los minibolsos, cintas del pelo y pendientes XXL. Podría decirse que el armario de Gabrielle es una mezcla entre Brigitte Bardot, Coco Chanel y Catherine Deneuve, sus referentes de moda además de su abuela, a quien admira.

Además de la aguja y el diseño, la psicología es otra de sus pasiones y está cursando el grado a distancia. También ejerce como embajadora de Unicef y en su tiempo libre le encanta pasear a su perro Lupo por las praderas colindantes a su casa en las colinas de Bolonia. Un bucólico refugio donde planea criar a su retoño y seguir dando guerra en la industria de la moda. En vistas a todos sus proyectos y esa energía que desprende, no hay duda de que hay Gabrielle para rato.