Ana Locking, dualidad radiante

Por ejemplo, en septiembre la diseñadora se inspiró en la literatura y eligió «The Maig Mountain», de Thomas Mann y bebió de su mundo para contarnos la historia con la que impregnó sus diseños. Ahora ha sido el cine , que la diseñadora «ama», en el que se ha centrado, sumergiéndose en el mundo de la suplantación de identidades, de esos dobles que todos podemos tener en algún lugar del mundo.

Así nace «Doppelgänger», nombre en el que «doppel» significa «doble» y «gänger», «andante». Juega así con las dualidades e incluso con ese «quiero ser tú» de aquella persona que, no conforme con su vida, prefiere hacerse pasar por otro. Es el contexto en el que surgen unos diseños en los que nada, o prácticamente nada, van a ser lo que parecen o que pretenden ser lo que no son.

La última inspiración para conseguir tales efectos nace del neorrealismo italiano de Antonini y sus personajes, que se debaten entre la alineación y la distorsión que provoca el querer vivir otras vidas. Así, las siluetas son rectas y estrictas en faldas midi bajo las rodillas, sin escotes, con pequeños cuellos a la caja o camiseros. Eso sí, también hay espacio para la seducción a través de las aperturas en faldas o blusas lenceras.

El lado masculino consta de dos tipologías distintas: un perfecto bespoke clásico y otro que bebe de la cultura Mod de los 60.

Entonces, ¿cómo conseguir que esas prendas sigan esa intención de ser lo que no son? De la mano de abrigos supuestamente de visón pero que en realidad están cubiertos de pelo sintético, faldas de madera que obviamente no llevan este material sino que es un print de «aglomerado» sobre tejido plisado, falso cuero metalizado que quiere ser láminas de metal, faldas que quieren ser pantalones y sólo lo son a través de un dibujo...

Así es el nuevo mundo ideado por Locking, con el que quiere vestir la próxima temporada otoño-invierno. Los colores: amarillo cadmio, verde veronés, turquesa, cobalto, rosas, marfiles, amarillo curry, marrones y cobre oscuro.