Día dos: turno de Andrés Sardá, Duyos y Roberto Verino

Roberto Verino siempre es sinónimo de sofisticación, de elegancia. El diseñador pone énfasis en una mujer que tiene que disfrutar de lo que lleva puesto y con sus diseños nos hace viajar a distintos países y culturas. Si en la pasada edición exploró México , ahora ha optado por Londres, ciudad en la que se mezclan tradición y modernidad.

La capital británica es, además, cuna de las tendencias más modernas y de las «it girls» mundiales más relevantes, epicentro de la sastrería más perfeccionista, de las lanas y los tejidos más cálidos y envolventes. De ahí que la colección Roberto Verino otoño-invierno 2015-2016 recoge ese espíritu de la moda londinense, su gusto por la vanguardia urbana y todo ello sin abandonar el lujo de la comodidad de sus tejidos, su sastrería y su tradición.

Los desfiles de Andrés Sarda son garantía de diversión. Siempre logra hacer de las presentaciones de sus colecciones verdaderas joyas. Si hace justo un año nos llevó hasta Las Vegas (boda incluida), en la última edición nos demostró como se puede ser bella y sexy a cualquier edad.

«Tic-tac, tic-tac...» es su colección para el próximo otoño-invierno, con la que se ha puesto en la piel de la mujer de hoy, con sus mil historias que le hacen necesitar 48 horas al día. De ahí que la firma haya querido rendir un homenaje a la mujer, porque «soporta el mundo». Los colores usados son potentes: el negro y el blanco estarán presentes, con toques de rojo, en casi todos los looks de la colección. Contrastará la ropa interior en nude, verde, azul, fucsia, naranja. Los estampados en cuadros escoceses, bouquets florales o flocados en cachemir. Las materias, para ese día tan largo, van a variar muchísimo, desde la felpa de seda, los tejidos deportivos tecnológicos o el algodón, a los rasos, encajes y tules más propios de nuestras colecciones.

El diseñador llega con «Lights of Spain», una colección que revisita otras épocas, explorando volúmenes y conceptos relacionados con históricos iconos de la cultura y el arte de España. Una colección que recupera un pasado rico en formas y elementos decorativos, con una interpretación actual y moderna. «Me seducía la idea de revitalizar la feminidad, indagando en los conceptos que hechizaron a las mujeres en el pasado», explica Hannibal Laguna. La energía y el poder de atracción de algunos elementos es fascinante, desde el corsage del siglo XVIII, hasta los estelares vestidos de Ava Gardner en el Madrid de los años 50.

A pesar de tratarse de un ejercicio de observación de piezas históricas y la atracción que generaban en su entorno, la idea principal consiste en descifrar lo que sentían quienes las vestían y trasladarlo a una actitud actual. Así, veremos en su colección redes de cristal lujosamente bordadas a mano con filamentos metálicos y ricos ornamentos y una paleta cromática que dialoga con los negros absolutos, cenizas, oro y plata, nude, violáceos y gamuzas. Una combinación de matices que nos desvela alguno de los sinuosos secretos de la feminidad más absoluta.

La presencia sobre la pasarela madrileña de la firma de moda creada por Antonio Burillo y Juan Carlos Fernández es una de las novedades de esta edición. Lleha con una colección que destila, en cada look, esa feminidad y frescura características de estos diseñadores. El vestido comparte protagonismo con otras prendas más streetwear para crear esa atmósfera. Prêt-à-couture moderna y actual en la que se envuelve la marca desde sus comienzos.

Entre los tejidos, el crepé de lana o la viscosa, punto roma y paños de mohair o lana cocida bordados a mano, aportan un lujo cuidado y cercano a las apuestas más streetwear; mientras que las organzas de seda bordadas a mano, fil coupés y gasas con hilos de lúrex darán luz a los vestidos de cóctel y noche. La paleta de colores, tranquila, sofisticada y elegante.

La catalana Teresa Helbig es otra de las grandes joyas de este sábado. En la edición de septiembre creó una colección que resultó ser una verdadera maravilla , una oda a la mujer femenina y elegante. Sus creaciones, cuidadas hasta el más mínimo detalle y puestas sobre en la pasarela con la misma sofisticación que las prendas con las que deslumbró.

Su nueva colección bebe de la vida de una joven heredera independiente, encargada de ser el hilo conductor de su historia, basada en tres colores (amarillo, verde oliva y blanco marfil), tres texturas (bordado azabache, lana y puntilla de terciopelo) y tres prendas (una capa de cuadros, una campestre falda midi de lana, y una chaqueta estilo 70’s con vivos en contraste).

En la pasada edición Etxeberria lo bordó con su apuesta femenina . Después de unas últimas colecciones que ha desarrollado a partir de la búsqueda de figuras y volúmenes amplios, sin apenas costuras ni pinzas y construidos desde la confianza en la capacidad del patronaje y la dimensión del tejido para resolver la pieza, vuelve a revisar sus raíces. Eso significa que retoma el que es uno de sus referentes: la sastrería clásica.