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Manuel Benítez, enfrentado a su familia y privado de su gran fortuna

Una discusión con su esposa desató el vendaval que ha roto su matrimonio. Ahora sus hijos no le hablan

F. J. POYATO

Sentado en un frondoso y céntrico parque de Córdoba, casi a oscuras, habitual en sus paseos matutinos, solo y agitado en un frío banco, Manuel Benítez «El Cordobés» llama por teléfono a uno de sus hombres de confianza. Siempre está para un roto ... o un descosido. Como si la figura del mozo de espadas hubiera traspasado la escena taurina hasta el paisaje doméstico de cada día. « ¡Recógeme, me he ido de casa! », espeta en el silencio de la noche, a eso de las 23.00 horas. En las postrimerías de febrero. En unos treinta minutos, su «sombra» aparece con la cara de témpano y acompaña a Benítez a un hotel . Su destino en los siguientes días hasta que recale en una finca de Olivenza (Badajoz), propiedad de una familia amiga del torero. Antes, las horas justas en el hotel para que su amigo compre mudas suficientes y el cepillo de dientes para una huida que parece sin retorno.

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