José Ortega Cano se vestirá de luces, el 16 de julio, en la plaza de Benidorm

Ayer por la mañana, el torero se reunió en Chipiona (Cádiz) con casi toda la familia Mohedano, a excepción de Rocío Carrasco y de su hijos José Fernando Ortega, para rezar ante la tumba de su mujer, Rocío Jurado, en el décimo aniversario de su muerte. Acompañado, como siempre, por su hija Gloria Camila, el viudo de la inolvidable artista quiso rendirle homenaje. Las imágenes, lamentablemente, vuelven a poner de manifiesto la ruptura que existe en la familia de «la más grande» , ya que la ausencia de la «heredera universal» de la artista en una fecha tan especial no sorprendió a nadie. El hecho de que sí estuviera la nieta de la Jurado, Rocío Flores Carrasco, hija de Rociíto, también dejó muy claro que los Mohedano no piensa apartar a la joven por mal que se lleve con su madre, a quien no ve desde hace cuatro años. Tras una serie de episodios muy delicados, la niña decidió instalarse en casa de su padre, Antonio David Flores , y desde entonces no ha vuelto a tener noticias de su progenitora. Sin duda, un asunto muy doloroso para todos los Mohedano, incluido Ortega Cano, que mantiene un estrecho contacto con Rocío Flores dado que, además de sobrina, es íntima amiga de Gloria Camila.

Por eso, es más que seguro que tanto sus tres hijos –Gloria Camila, José Fernando y el pequeño José María–, así como muchos de los Mohedano, acudan a Benidorm el 16 de julio, para poder acompañarle en una tarde que será muy especial y emotiva, y en la que sueña poder repetir alguna de sus grandes faenas. Vestirse de torero para sus «niños», sobre todo para el más pequeño, es la gran ilusión de un Ortega que quiere que le recuerden de esa guisa y con unos compañeros de lujo que le arroparán a fin de hacer un día histórico. El propio Ortega confiesa a ABC que está ilusionado, feliz y muy concentrado , a pesar de las continuas polémicas que salpican a su familia cada cierto tiempo y a las que prefiere hacer oídos sordos.