Cuando la CIA engañó a Spielberg

Y es que la realidad puede resultar un poco más increíble que la ficción. O por lo menos eso se deduce de la historia recientemente desclasificada de esa misión a cargo del agente hispano Antonio J. Méndez . El relato –publicado en 1999 por la revista de la CIA «Studies in Intelligence» – parece escrito por John le Carré . Tras barajarse varias opciones, la «mejor peor idea» fue enviar a Méndez (Affleck) a Irán con la excusa de rodar una película. Para después salir con los funcionarios americanos camuflados como su equipo de filmación.

Con el fin de dar verosimilitud a esta trama para salvar al grupo escondido en la residencia del embajador canadiense, la CIA organizó en cuatro días su propia productora independiente de cine, llamada Studio Six Productions . Para vender su película-tapadera titulada «Argo», los servicios de inteligencia se encargaron de promocionar el proyecto en publicaciones como «The Hollywood Reporter» y «Variety» , se fichó a productores de cierto renombre, se diseñaron carteles e incluso se llegó a organizar una lectura de un supuesto guión que al rebufo de la «Guerra de las Galaxias» mezclaba ciencia ficción, Oriente Medio y elementos mitológicos.

Varias semanas después de sacar de Teherán en un vuelo comercial a los seis funcionarios con ayuda de este elaborado embuste, se decidió suspender las actividades de Studio Six. Según cuenta el propio Méndez, la productora había resultado tan creíble que recibió un total de 26 guiones . Una de las propuestas había sido presentada por Steven Spielberg .

Por las fechas, podría tratarse de «E.T.», proyecto rechazado por Columbia Pictures. La crisis de los rehenes comenzó cuando Spielberg rodaba «En busca del arca perdida». El director escribió «E.T.» en cuestión de seis semanas y lo pudo hacer realidad en 1981. Como recuerda Tony Méndez, algunos de los guiones remitidos a la CIA eran «potenciales minas de oro».