El corralito de «Jacko» en Hollywood

Aunque está claro que la gente prefiere enroscarse en torno a la estrella dedicada a Jackson, en mitad de una especie de corralito de vayas de seguridad recubiertas por toda clase de recuerdos, carteles, muñecos, globos y la estatuilla de un guante con lentejuelas. Como explica el joven José, «es lógico que los fans se ocupen ahora de Michael porque él siempre se ocupaba de sus seguidores».

La multitud está compuesta fundamentalmente por turistas japoneses y europeos, bastantes hispanos de Los Ángeles y algunos admiradores especialmente dolidos. Pero en Hollywood, lo funerario no está reñido con el negocio. Un músico jubilado con una flauta travesera pone una nota apaciguadora a cambio de la voluntad. A su lado un negro con las manos abarrotadas de CDs pirateados vende por cinco dólares toda la música supuestamente inédita de Michael Jackson.

Las inevitables camisetas se cotizan a quince dólares. Los póster a cinco, aunque hay unos «ecológicos» hechos con bolsas de plástico recicladas que por supuesto son más caros. En este bazar instantáneo en torno al rey del pop no faltan ni patrióticas banderas de Estados Unidos, a un dólar. Ni tampoco la joven artista Leobarda Grijalva que entre sus brazos muy tatuados exhibe un tremendo retrato recién acabado de su admirado héroe musical.

También están los dobles de «Jacko», alguno metido bastante en su papel. Comparten espacio con una rutilante Marilyn de blanco, colocada estratégicamente sobre una salida de aire. Entre el gentío, los «Jackos» parecen bailar sincronizados con la voluble falda de la rubia platino.