Carlota Casiraghi, una joya en el museo

La hija de Carolina de Mónaco desembarcó en Madrid por unas horas para presentar la muestra «El arte de Cartier» y cenar con la baronesa Thyssen y la Infanta Doña Pilar

Carlota Casiraghi, una joya en el museo ABC

martín bianchi

Vino, vio y venció. Y sin decir esta boca es mía. Así fue la visita relámpago de Carlota Casiraghi a Madrid. La hija de Carolina de Mónaco desembarcó ayer en la capital y no se movió ni un milímetro del guión: al mediodía posó en ... el «photocall» para promocionar la exposición «El arte de Cartier» , que se inaugura mañana en el Museo Thyssen-Bornemisza; realizó un recorrido por la muestra del brazo de la mismísima baronesa Thyssen; y por la noche asistió a una cena junto al expresidente francés Valéry Giscard d’ Estaing . Aún así, sin decir ni una palabra, Casiraghi desató una auténtica histeria mediática.

La que sí hablo, y mucho, fue Simoneta Gómez-Acebo, relaciones públicas de Cartier en España. «Carlota no ha venido como madrina de la exposición» , aclaró la hija de la Infanta Doña Pilar. «Ha venido como amiga de la marca y porque el Principado de Mónaco ha prestado para esta exposición las joyas de pedida de mano de la Princesa Gracia». Simoneta, que lleva más de 20 años trabajando para la firma francesa, ha sido clave en la organización de esta exposición.

Entre las 450 piezas de alta joyería que se exhiben se incluye la diadema estilo Guirnalda que encargó Alfonso XIII para la Reina Victoria Eugenia en 1920 y que sigue luciendo Doña Sofía en muchos actos oficiales. Es la primera vez que esta pieza, una de las joyas de «pasar» más valiosas de la Familia Real, se enseña al público. «Yo la pedí y tuve la suerte de que me la han prestado» , dijo Simoneta, quien estrena nueva soltería tras haber confirmado que su divorcio de José Miguel Fernández Sastrón ya es un hecho.

Entre las piezas que se exponen en el Thyssen también hay varios objetos personales de Doña Pilar, como un reloj de pulsera, un regalo del Conde de Barcelona a Doña María de las Mercedes con ocasión de su boda. Lo cierto es que la sobrina de Don Juan Carlos también tuvo que explicarse sobre una alhaja de Cartier que nada tiene que ver con las que se muestran en el museo madrileño hasta el próximo 17 de febrero. Desde hace dos semanas no se habla de otra cosa que del brazalete millonario que se subastará en Ginebra y que, según Sotheby’s , está en manos de un familiar «anónimo» del Rey. Algunos habían señalado a Doña Pilar como la presunta propietaria, pero Simoneta lo niega. «Ojalá fuera de mi madre, pero no, no nos pertenece».

Rosas y espinas

Elegantísima y muy cordial, Gómez-Acebo respondió a todas las preguntas, incluso a las más incómodas. «¿Es verdad que su madre tiene problemas económicas?», le lanzó un reportero. «Mi madre no tiene ningún problema económico . Pero tampoco es rica, jamás lo ha sido, y nunca lo será. Tampoco es verdad eso de que ha tenido que vender unas acciones», respondió ella con una naturalidad regia. Tan natural como su buena amiga la baronesa.

Mucho más acostumbrada a hablar de su vida privada, Carmen presidió el acto y en el «trámite» se las ingenió para promocionar las memorias de su difunto marido y atacar de puntillas a una ex de su querido «Heini». «He descubierto que el barón también estuvo vinculado a Cartier», explicó Tita. «Me hubiese encantado que en la colección también estuviese un magnífico diamante de más de 100 kilates que compró el barón. Pero s e lo regaló a una de sus exmujeres , a Denise Shorto. Como se lo regaló a ella y no a mí... pues no he podido traerlo», añadió con una sorna que despertó carcajadas. Entre tiaras y coronas, Carlota repartió las rosas y Tita, las espinas.

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