Paula Echevarría: «Mi desnudo no tiene precio»

—Su marido, David Bustamante , también tiene una fragancia. Su baño parecerá una perfumería...

—Se queja de lo que ocupo pero lo que no dice es que me quita casi todas las cosas: las cremas, el secador…

—Sin duda Bustamante dio un cambio a mejor impresionante. ¿Le estresa tener una pareja tan pendiente de su físico?

—Cuando se quedó tan delgado hubo un momento en que le dije que iba a quitar todos los espejos de casa porque estaba harta de verle mirarse todo el tiempo con la camiseta remangada. Luego se relajó y todo se normalizó. Entiendo lo que le pasó porque después de haber estado con más peso, convertirse en un «sex symbol» y ver cómo la gente reconoce el mérito de ese cambio, es normal que quisiera disfrutar de su imagen. Por eso creo que le hago una crítica constructiva, aunque es verdad que así no podía seguir.

—¿Por eso este verano no se quitaba la camiseta en la playa?

—Ya explicó que era porque tenía la marca del polo de jugar al golf tatuada. Era un cuadro. (Risas).

—Es muy activa en las redes sociales. Dicen que la gente se desnuda mucho en sus cuentas. ¿Es su caso?

—No soy de las que muestro cada día lo que como o desayuno, ni mi cama o bañera. Cuelgo fotos de mi trabajo o cosas que creo interesantes, salvo algún selfie para saludar.

—¿Qué valdría su desnudo?

-No tiene precio. Sólo lo haría por mi trabajo y tendría que estar muy justificado en el guión. Nunca por dinero.

—¿Cuestión de pudor, privacidad o inseguridad?

—Por mi forma de ser y por la promesa que le hice a mi madre cuando empecé a dedicarme a mi profesión. Le prometí que nunca haría que sintiera vergüenza.

—¿Más bebés?

—Rotundamente no. Ese tema ya está zanjado en casa y no hay más que hablar.