Suscribete a
ABC Premium

Relato de verano

La otra mitad del reloj de arena

La otra mitad del reloj de arena

J.E.

Los aeropuertos son lugares de tránsito, pero también albergan la cruda paradoja de que en la vida siempre estamos de camino. Un punto de eterno retorno donde se arraigan las esperanzas, los sueños y quizá también los miedos, donde emergen los cambios y donde se ... vislumbra el futuro. En el día a día, las emociones por los reencuentros, las despedidas, las agónicas esperas hasta el embarque, la confusión de las señales y las lenguas, los pasillos diáfanos y amplios que no parecen tener una meta concreta, el proceso ceremonial de una rutina que nos convierte en potenciales criminales, los eternos abrazos, los planes aún por realizar y los ya materializados, el ruido de las maletas de un lado a otro de la terminal... y las lágrimas. Muchas lágrimas. Todo se entremezcla para crear una atmósfera donde los escenarios cambian, las personas también, pero la propia genética de un aeropuerto se mantiene inalterable en cualquiera de los que te encuentres. Eterno retorno a lo idéntico, a la Ítaca donde siempre regresamos para volver a emprender otro viaje, otro proyecto, o tal vez otra nueva vida .

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia