Los Duques de Palma disfrutaron de unas vacaciones familiares en la Toscana

Así lo contó mi compañera Marisa Martín Blázquez en «El programa de Ana Rosa», desvelando uno de los secretos que, seguramente, los Urdangarín no querían que saliera a la luz. Pero hasta en el rincón más remoto del mundo uno siempre puede encontrarse con un viajero español.

Eso precisamente es lo que sucedió la noche en que la Infanta Doña Cristina e Iñaki Urdangarín salieron a cenar con los niños a un restaurante de Castellina in Chianti, una localidad de la provincia de Siena con apenas 3.000 habitantes. Allí, en el establecimiento llamado Albergaccio di Castellina , disfrutaron de la cocina tradicional italiana (además de la carta, hay menús cerrados de 55 a 68 euros) y del vino de la región (desde 20 euros la botella).

La familia de la Infanta ocupó una mesa, sus escoltas otra y, en una tercera, había un grupo de españoles a los que les sorprendió la visita. Así me lo confirma el editor de la revista «Señor Marqués», cercano a uno de los clientes presentes en el restaurante. Al parecer, los españoles llegaron a sentirse bastante incómodos ya que cada vez que se levantaban de la mesa en seguida hacía lo mismo algún miembro de seguridad de los duques de Palma.

Seguramente la precaución de los escoltas era para evitar una fotografía de los Urdangarín en este bello rincón toscano, al que probablemente se habían trasladado en coche desde Ginebra. Y es que eludir su aparición en la prensa se ha convertido en una de sus obsesiones, tal y como han demostrado en los últimos tiempos. Tan es así que incluso la presencia de Doña Cristina en Barcelona, cuando viajó para mostrar sus condolencias a la viuda del editor José Manuel Lara, fue una imagen que no ha aparecido en ninguna parte, pues nadie consiguió realizarla. Eso explica el empeño en impedir que alguien pudiera retratarles con su móvil, cosa que, según me consta, los turistas españoles no tenían intención alguna de hacer.