Trierweiler asesta a Hollande el golpe más duro de su vida

En las más de 320 páginas la periodista cuenta cómo ella comenzó a traicionar a su marido y padre de sus hijos cuando Hollande todavía «cohabitaba» (mal que bien) con Ségolène Royal (60), candidata fallida a la jefatura del Estado francés en 2007. En la más íntima soledad de los amantes , Trierweiler desvela que Hollande confiaba en que Nicolas Sarkozy (59) eliminara políticamente a la madre de sus hijos (Royal) para comenzar él su propia carrera presidencial.

Más adelante, cuenta la reacción de su amante al conocer la detención de Dominique Strauss-Kahn (65), en mayo de 2011, acusado de violación : tendido en el lecho, desnudo, comenzó a hacer un cálculo electoral.

Trierweiler describe la larga marcha hacia su instalación en el Elíseo como la de una compañera sin título, al tiempo que comenta el espectáculo sombrío de las maniobras políticas de la más baja catadura. Y cómo Hollande, afirma su ex, le estuvo mintiendo con cinismo durante años: seguía manteniendo relaciones «muy cordiales» con Royal, al tiempo que comenzó una relación con Julie Gayet (42). Trierweiler confiesa su «angustia» y «desesperación» en el Elíseo, sintiéndose traicionada e intentando «clarificar» situaciones que Hollande «desmentía» con «alegría».

Antigua defensora del «derecho a la intimidad», Valérie se presenta a sí misma como hija de una familia modesta que consiguió salir adelante con gran esfuerzo. En ese contexto tacha al presidente de Francia de cínico e hipócrita. La amante despechada llega a pensar que el «candidato natural de los humildes» siente un profundo desprecio por los pobres, a quienes trata con chistes de muy dudoso gusto.

Por otro lado, la periodista recuerda con precisión las zalamerías de Manuel Valls, actual primer ministro; Michel Sapin, ministro de Trabajo; y Pierre Moscovici, aspirante a la comisaría europea de asuntos económicos. Trierweiler recuerda con precisión cómo todos los hombres del presidente le reían las gracias y se rendían a sus pies cuando ella era la amante instalada en el Elíseo, para darle la espalda cuando Hollande decidió romper con ella para reconocer unos amoríos con la actriz Gayet. Amoríos que llevaba meses negando «por sus hijos».