José Coronado: «No me gusta perder ni a las chapas»

- ¿Dónde pasará las vacaciones?

- Estoy rodando la segunda temporada de «El Príncipe». Así que de momento solo puedo pensar en el trabajo.

- ¿Cuál ha sido el verano de su vida?

- Los veranos de mi vida los viví antes de ser actor. Porque luego esta profesión te coloca el verano en febrero o en octubre.

- ¿Es usted de los que lleva neverita a la playa?

- ¡No, por Dios! No me gusta nada ese mundo de neveritas y sombrillas.

- ¿Sería capaz de veranear en Ceuta sin pensar en el tráfico de drogas?

- Claro que sí. Ceuta es una ciudad maravillosa. Sigues estando en España pero te encuentras en un enclave que es diferente a lo que estás acostumbrado. Desde cómo viste la gente, a las mujeres con sus velos. Es muy sorprendente todo el escenario que se puede ver en esa parte de España.

- ¿Playa o montaña?

- Por mi condición de personaje conocido prefiero la montaña. Pero una playa a las ocho de la tarde vacía de gente no lo cambio por nada.

- Siendo uno de los actores españoles más atractivos, ¿se siente José Coronado cómodo en bañador?

- (Risas) Sí, un actor de mi edad está acostumbrado a sentirse cómodo con todos los disfraces posibles. Con esta edad te asumes a ti mismo y te quieres como eres.

- En verano, ¿gazpacho, paella o espetos a la brasa?

- Una buena paella valenciana es lo mejor que hay.

- ¿Cerveza o sangría?

- Cerveza

- En vacaciones, ¿cuida su imagen o se declara en huelga de afeitado?

- En cuanto no tengo que estar delante de una cámara, me gusta vivir cómodo, sin esclavitudes estéticas.

- Después de interpretar a tanto policía corrupto, ¿se siente seguro cuando le cachean en un aeropuerto?

- (Risas) Sí, no tiene nada que ver. A la policía no puedo más que agradecerle todo lo que me ha enseñado. Siempre me tratan muy bien. Es un gremio al que tengo mucho cariño.

- ¿Qué noticia le gustaría leer estando de vacaciones?

- Que el mundo está en paz. Una utopía imposible. O que han bajado el IVA del cine español al mismo nivel que el francés.

- Hablando de cine, con la crisis ha salido muy mal parado. Si mañana se quedase en paro, ¿de qué estaría dispuesto a trabajar?

- Me reinventaría. Llegué con 30 años a la profesión y estuve en mil historias antes de la interpretación. Seguiría llenando mi nevera y sacando las habichuelas siendo actor. Pero la verdad es que yo no me puedo quejar.

- ¿Se imagina algún día yendo a las playas de Cataluña teniendo que enseñar el pasaporte?

- (Risas) No me lo imagino. Ni eso va a suceder. Sobre todo porque estamos muy condicionados por lo que nos quieren contar los políticos. Yo amo Cataluña. Barcelona es mi segunda casa. Pero el sentir de la calle no es el que se traslada a los telediarios. La gente huye de las banderas y nacionalismos, este es el sentir de la calle. Solo quieren vivir tranquilos y en paz.

- El pasado mes de abril aceptó la aventura de Jesús Calleja de viajar a Nepal ¿Volvería a contar con él como guía turístico?

- Sin duda. Es el mejor. Le he cogido muchísimo cariño. Tuvimos una experiencia inolvidable en el Tibet y además también vino mi hijo Nicolás. Esas dos semanas supusieron una aventura irrepetible y muy formativa para mi vida. Calleja es sin duda uno de los mejores guías con los que se puede ir.

- ¿Cual es el talento más extraño que tiene?

- No sé si tengo talento (risas). El compromiso, la responsabilidad. No me gusta perder ni a las chapas. Me gusta que la gente con la que juego se sienta contenta conmigo.

- Complete esta frase: para retirarme solo me faltaría….

- Quererlo.