Valérie Trierweiler, entre un amor nuevo y el «cortejo» de François Hollande
Los medios franceses apuntan a que el corazón de la exprimera dama podría estar ocupado por Hani Yakan, un afortunado hombre de negocios de origen libanés
juan pedro quiñonero
Varios medios tradicionalmente bien informados afirman que Valérie Trierweiler –quien hace poco ha sido vista en compañía de Alain Delon – ha encontrado «un nuevo amor» al mismo tiempo que se deja «cortejar», de nuevo, por un François Hollande temeroso de las posible revelaciones de ... su ex. Solo está confirmado que Trierweiler sigue estudiando el mejor contrato económico de su próximo libro, contando su paso por el Elíseo y el resto de los lechos de amor y poder de la jefatura del Estado.
Varios editores se disputan la publicación de esa obra, que Trierweiler sigue rumiando, mientras se deja ver en muy distintas compañías, sin olvidar al presidente Hollande . « Closer » y « Europe 1 », entre otros medios, parecen convencidos que el nuevo amor de la exprimera dama de Francia es Hani Yakan, un afortunado hombre de negocios de origen libanés, instalado en los EE.UU., entre Nueva York y Huston.
Yakan y Trierweiler se conocieron en el Líbano, durante un viaje oficial de laex primera dama, hace cinco meses, cuando la relación Hollande-Trierweiler se estaba deteriorando . El divorciado bien situado económicamente y la compañera del presidente se apreciaron a primera vista, sin más. La ruptura sentimental de Trierweiler relanzó unas relaciones amistosas, que pronto tomaron un rumbo más íntimo, aparentemente. A mediados de febrero, Hani Yakan hizo en Concorde el viaje Nueva York-París, para pasar dos días con Trierweiler, que celebró una fiesta íntima, en su honor. Semanas más tarde, ha sido Trierweiler la que ha hecho el viaje a Nueva York, para encontrarse con Hani Yakan en un hotel.
¿Amistad o pasión contenida?
¿Hasta dónde llega esa amistad íntima o pasión más o menos contenida? Las fotografías callejeras de la pareja tienen la asepsia propia de las parejas maduritas cogidas del brazo, sin pasión devorante. Las fotografías robadas en Nueva York, en un restaurante bien concurrido, poseen la animación de las cenas entre amigos rodeados de hijos mayores o amigos.
Mientras continúa deshojando y calculando las ventajas e inconvenientes de nuevas apariciones, Trierweiler también se deja «cortejar» por un François Hollande que decidió la ruptura pero desea preservar unas relaciones amistosas. Quizá haya mucho cálculo político presidencial. Cuando Trierweiler comience a redactar el libro de su historia de amor presidencial, Hollande puede temer revelaciones peor que escabrosas : temibles, políticamente, en tiempos de crisis.
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