La carta más pasional de Liz Taylor a Richard Burton sale a subasta
Sale a subasta la carta más pasional que la actriz le escribió a su por entonces marido
ana mellado
Las relaciones más pasionales son aquellas que destilan amor y odio a partes iguales. Elizabeth Taylor y Richard Burton estuvieron condenados desde su primer encuentro, durante el rodaje de «Cleopatra» en 1963, a vivir una historia tormentosa de excesos y desenfreno bañada por pieles, ... diamantes y litros y litros de alcohol. Se casaron dos veces y se divorciaron otras dos. No se entendían, pero el fruto de esos desencuentros desbocaba en un auténtico volcán de sentimientos , como refleja una carta escrita por la propia Taylor, fechada el 15 de marzo de 1974 , y que acaba de salir a subasta online .
«Querido (todavía) marido. Me gustaría hablarte de mi amor por ti, del miedo y la delicia, del puro placer animal que siento por ti (y contigo); de los celos, del orgullo y de la ira que me despiertas a veces», garabatea la actriz de mirada violeta con una caligrafía casi ilegible.
La puja para adquirir la misiva de una de las parejas más icónicas del alto estrato hollywoodiense se cerrará el próximo 12 de diciembre. Su precio de salida es de 1.000 libras (unos 1.200 euros), pero se espera que alcance varias veces esa cifra. La subasta incluye también una carta que la actriz escribió por las mismas fechas a su gato desaparecido , «Cassius», y otros autógrafos y objetos de personajes como John Fitzgerald Kennedy , Pamela Anderson, David Beckham o Lady Gaga,
Matrimonio renqueante
A través de la carta, Taylor trata de esbozar una especie de balance tras diez años de matrimonio, cuando los escarceos de Burton con actrices como Genevieve Bujold o Mary Ure , con las que había compartido reparto cinematográfico, ya acaparaban la atención de la prensa. En aquel momento, Burton se hallaba inmerso en el rodaje de la película «The Klasman» , donde su coqueteo con el alcohol derivó en una fuerte adicción . Taylor aguardaba furibunda en una casa de Oroville (California) que la pareja había alquilado, cuando su matrimonio comenzó a renquear . Carcomida por la soledad, la constante embriaguez de su marido y las sospechas de infidelidad, la actriz londinense plasma sus sentimientos en una carta que después encontraría la propietaria del inmueble dentro de un libro. Abandonaron esa casa en 1974 y se divorciaron . Volvieron a intentarlo en 1975 con una boda exótica enÁfrica. Pero la reconciliación apenas duró unos meses.
Se esfumaba así una pareja idílica para las revistas y para una meca del cine, satisfecha no sólo por su impronta en la gran pantalla, sino por sus constantes peleas , borracheras y carencias, que humanizaban a las dos figuras más grandes en su época. Un día acaparaban los titulares por la compra de un anillo de diamantes de 69 quilates que pasó a llamarse el Taylor-Burton, y a la mañana siguiente los fotógrafos captaban sus trifulcas.
Amores eternos
Liz tuvo después dos maridos más , alcanzando un total de ocho bodas y siete esposos. Al fin y al cabo, con sus escasos 157 centímetros de altura, era incapaz de pasar desapercibida . Burton rehízo su vida enfilando su quinto matrimonio, pero una hemorragia cerebral le arrebató la vida en Suiza en 1984. Nunca dejó de amar a Taylor y hasta en sus últimos días pidió volver con ella. «En el fondo nunca nos hemos separado . Y supongo que nunca lo haremos», le comentó Burton a su hermano cuando a los 58 años su intensa vida se apagaba para siempre y enviudaba otra mujer.
e divorciaron otras dos . No se entendían, pero el fruto de esos desencuentros desbocaba en un auténtico volcán de sentimientos, como refleja una carta escrita por la propia Taylor, fechada el 15 de marzo de 1974, y que acaba de salir a subasta online.
«Querido (todavía) marido. Me gustaría hablarte de mi amor por ti, del miedo y la delicia, del puro placer animal que siento por ti (y contigo); de los celos, del orgullo y de la ira que me despiertas a veces», garabatea la actriz de mirada violeta con una caligrafía casi ilegible.
La puja para adquirir la misiva de la pareja más icónicas del alto estrato hollywoodiense se cerrarán el próximo 12 de diciembre y se espera que alcance varios miles de euros. A través de la carta, Taylor trata de esbozar una especie de balance tras diez años de matrimonio, cuando los escarceos de Burton con actrices como Genevieve Bujold o Mary Ure, con las que había compartido reparto cinematográfico, ya acaparaban la atención de la prensa.
En aquel momento, Burton se hallaba inmerso en el rodaje de la película «The Klasman» donde su coqueteo con el alcohol derivó en una fuerte adicción. Taylor aguardaba furibunda en una casa de Oroville (California) que la pareja había alquilado, cuando su matrimonio comenzó a renquear. Carcomida por la soledad, la constante embriaguez de su marido y las sospechas de infidelidad, la actriz londinense plasma sus sentimientos en una carta que después encontraría la propietaria del inmueble dentro de un libro. Abandonaron esa casa en 1974 y se divorcian. Volvieron a intentarlo en 1975 con una boda exótica enÁfrica. Pero la reconciliación apenas duró unos meses.
Se esfumaba así una pareja idílica para las revistas y para una meca del cine, satisfecha no sólo por su impronta en la gran pantalla, sino por sus constantes peleas, borracheras y carencias, que humanizaban a las dos figuras más grandes en su época . Un día acaparaban los titulares por la compra de un anillo de diamantes de 69 quilates que pasó a llamarse el Taylor-Burton, y a la mañana siguiente los fotógrafos captaban sus trifulcas.
Liz tuvo dos maridos más, alcanzando un total de ocho bodas y siete esposos. Al fin y al cabo, con sus escasos 157 centímetros de altura, era incapaz de pasar desapercibida . Tanto por sus éxitos en el séptimo arte como por su fuerte temperamento y su estilo independiente, ajeno a cualquier imposición, que la colocaban una y otra vez en el punto de mira de los hombres, más allá de productores y directores cinematográficos, que veían en ella a la eterna diva que reclamaban en sus guiones.
Burton rehízo su vida enfilando su quinto matrimonio, pero una hemorragia cerebral le arrebató la vida en Suiza en 1984. Nunca dejó de amar a Taylor y hasta en sus últimos días pidió volver con ella. «En el fondo nunca nos hemos separado. Y supongo que nunca lo haremos», le comentó Burton a su hermano cuando a los 58 años su intensa vida se apagaba para siempre y enviudaba otra mujer.
La carta más pasional de Liz Taylor a Richard Burton sale a subasta
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