El palacio Santillana devuelve la pasarela nupcial a Madrid

Los cálidos diseños de Jordi Dalmau fueron los encargados de romper el hielo de este carrusel nupcial, que contó con la presencia, entre otros, de Jenny Llada , José Manuel Parada , Josemi Rodríguez Sieiro y Beatriz Trapote, muy atenta a cada detalle. El modisto catalán se aleja con «Elixir», nombre de su colección, del concepto «blanca y radiante» para dibujar una novia que no teme al color: del rosa más pálido al lila más oscuro, sin olvidarse del blanco para las más tradicionales. Cortos muy atrevidos y espectaculares sobrefaldas se funden con vertiginosos escotes y suaves transparencias para crear una novia plena de luz.

La cordobesa Ana Torres vuelve la vista atrás con una colección, confeccionada artesanalmente en su atelier de Córdoba, que evoca la época dorada de los años 50. Siluetas alargadas por las que no pasa el tiempo, que se transforman en vestidos-bouquet de tul de seda y faldas abullonadas desmontables, apostando por deliciosos encajes transparentes para las más atrevidas y vaporosos pantalones para las más cómodas.

Vestidos para todas

Desde su taller de San Sebastián, Isabel Zapardiez ha traído sus maletas repletas de patrones que mezclan sutilmente tradición y vanguardia a ritmo de Rock & Roll. Cinturas esculpidas, grandes escotes que muestran la desnudez de la espalda, cuerpos ajustados y volúmenes en las faldas para una mujer que huye de lo establecido y define su gusto con rebeldía. La diseñadora vasca vuelve a mostrar debilidad por las aplicaciones vintage en plata , oro y rosa, utilizando el nácar para recrear distintas formas florales.

Nada deja al azar Rafael Urquízar a la hora de vestir a la novia de sus sueños. Un exclusivo y artesanal trabajo, alejado de estridencias, que tiene como resultado unas creaciones contemporáneas que ponen el foco en la extraordinaria calidad de sus acabados. Sedas, organzas y muselinas envuelven las siluetas rectas de inspiración futurista , en contraste con otras piezas de grandes volúmenes. A destacar los guantes, cinturones y zapatos en color negro que marcan el contraste, imprimen fuerza al blanco y marfil de los vestidos.

La sutileza de las formas y la extraordinaria calidad de sus tejidos definen la colección de inspiración clásica que Rosario Díaz presentó bajo las estrellas del cielo de Madrid. Su maestría, avalada por su trabajo en firmas tan prestigiosas como Dior, Bohan o Carven, moldea a una exigente novia que busca la perfección en su conjunto. Piezas únicas, realizadas en tules, fibras naturales, gazares de seda y guipures bordados, buscan la armonía con los complementos joya. La guinda del desfile fue un espectacular y atrevido traje en color rojo que levantó la admiración del público.

Sofisticada naturalidad es la premisa de la que parte el jovencísimo Ion Fiz para trazar las líneas maestras de sus propuestas. Unas exquisitas creaciones realizadas en delicadas sedas que se enriquecen a base de bordados e incrustaciones de plumas y cristal. Como diosas griegas, las modelos desplegaron toda su feminei dad sobre la pasarela a base de superposiciones, transparencias y pronunciados escotes.