Magdalena de Suecia, una Princesa de fábula con exnovios de pesadilla
Magdalena de Suecia, una Princesa de fábula con exnovios de pesadilla
Cada vez que Magdalena de Suecia se buscaba un nuevo novio, se debían de agotar las reservas de ibuprofeno y paracetamol en el palacio de Drottningholm. Siguiendo lo que cada vez más parece una tradición en las casas reales nórdicas, la hija mejor de ... Carlos XVI Gustavo y Silvia ha ido casi a disgusto parental por pareja.
Hasta los 18 años no se le conoció varón, pero en 2001 cogió carrerilla y se marcó un tres en uno capaz de encanecer prematuramente a cualquier padre. Empezó tímidamente, con un discreto romance de primavera. Su primer novio oficial fue Mattias Trotzig, cuatro años mayor que ella y consultor de relaciones públicas. Se conocieron en una fiesta cumpleaños en un famoso restaurante de Estocolmo y poco después el joven asistió a la celebración de la graduación de bachillerato que celebró Magdalena.
Tras el discreto romance primaveral, llegó el tórrido amor de verano. La princesa marchó de vacaciones a la Costa Azul francesa y salió a navegar en el yate de lujo de su amigo Tom Ahldin, hijo de un conocido millonario sueco . En la cubierta del barco, la pilló un fotógrafo, ataviada con un generosísimo bikini rosa y besándose con Pierre Ladow, heredero de la firma sueca de diseño textil Atlas Design. Las fotos coparon las portadas del corazón de medio mundo y se multiplicaron los comentarios sobre lo poco que dejaba a la imaginación el traje de baño de Magdalena. Comenzaba un rosario de desazones de casi diez años para los sufridos reyes de Suecia.
Un novio con antecedentes
Con la llegada del otoño, volvía a tocar cambio, y la princesa se fijó en Erik Granath, el hijo de un adinerado constructor sueco que había sido compañero de su hermano Carlos Felipe en Lundsberg, un internado de élite al estilo británico. El colegio sería muy refinado, pero el muchacho venía ya con antecedentes policiales. Además de estar acusado de ebriedad al volante y delitos menores relacionados con drogas , Granath esperaba un juicio por haberle dado un cabezazo a otro chico de 21 años. Carlos XVI Gustavo y Silvia dieron muestra de su apertura y no censuraron la relación. Incluso llegaron a invitar a Erik a pasar unas vacaciones con la familia, algo que ninguno de sus novios anteriores había conseguido.
Sin embargo, el joven parecía dispuesto a poner a prueba la paciencia de los reyes. En un paseo por el Hyde Park de Londres, se dejó fotografiar agarrando de un pecho a Magdalena y desató la ira en palacio. Para completar, se fue a pasar unos días a su región natal y protagonizó un escándalo en Visby , famosa por sus fábricas de cerveza. Tras entregarse al producto estrella de la ciudad, intentó tirar abajo la carpa de un restaurante. Los guardias de seguridad del establecimiento los pillaron y llamaron a la policía. Granath se disculpó después diciendo que había sido una broma, porque él había trabajado ese verano para un restaurante de la competencia. Al que no le pareció broma todo el episodio fue al monarca, que exigió, esta vez ya sí, que su hija rompiera con él. En noviembre de 2002, se confirmó el fin de la relación.
Después del torbellino, por fin pareció llegar la calma, en forma de pulcro estudiante de Derecho. Magdalena había encontrado al novio ideal: Jonas Bergström. Todos alababan la perfección del nuevo candidato, que lucía una imagen siempre inmaculada , había conseguido retirar a la princesa de la vida nocturna y tenía fama de ser un hombre centrado, recto y casero. Incluso la Reina Silvia, la más dura a la hora de aprobar las relaciones de sus hijos, se rindió a sus encantos.
Exilio en Nueva York
La relación comenzó en 2002 y evolucionaba claramente hacia el matrimonio. Un pequeño contratiempo en 2004, cuando Bergström y Granath llegaron a las manos en un local de moda de Estocolmo y tuvieron que ser separados por la policía secreta, no consiguió empañar la reputación del abogado.
La mácula llegó en 2009, cuando la aparentemente romántica petición de matrimonio en Capri se vio acompañada de insistentes rumores de infidelidad por parte del novio. Estos se confirmaron en 2010, cuando la jugadora de balonmano noruega Tora Uppstrøm Berg confesó a una revista que tuvo una aventura en abril del año anterior con el prometido de la hija menor de los reyes. En Suecia se rumoreó incluso que pudo dejarla embarazada.
Desolada por esta humillación pública, Magdalena hizo las maletas y se fue a vivir a Nueva York , en busca de tranquilidad y desconexión. Tranquilidad no es fácil encontrar en la Gran Manzana, pero solteros de oro los hay a patadas. Era evidente que a una princesa Disney encarnada no le iba a costar mucho tiempo pillar a uno.
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