François Hollande y su pareja, Valérie Trierweiler, afrontan un nuevo e inquietante problema: la gordura
La compañera sentimental del jefe del Estado se dice «impresionada» por el régimen dietético de los Sarkozy/Bruni
juan pedro quiñonero
A los doce meses de su elección, no solo han aumentado el paro, la deuda pública y la impopularidad en Francia. La pareja presidencial ha ganado unos kilos difíciles de perder con el régimen gastronómico de la presidencia de la República, incluso si ... el jefe del Estado ha decidido vender en subasta pública una parte de la cava / bodega del Elíseo, para «renovarla» con vinos «más baratos».
El presidente Hollande ha debido cambiar de trajes dos veces , en doce meses, para poder abrocharse el botón de su chaqueta. La primera dama se ha visto forzada a renovar su vestuario, adaptándolo a los centímetros de belleza y caderas que ha ganado generosamente en doce meses.
Así las cosas, el presidente Hollande se adapta a su manera a su nuevo estado físico, que ha coincidido con una caída creciente del pelo , con unos claros crecientes, que el jefe del Estado se hace teñir de negro azabache por un peluquero particular. La gordura, por el contrario, es de difícil maquillaje o «teñido».
Inquieta, Valérie Trierweiler ha llegado a comentar, entre amigas, su «admiración» por el régimen dietético de la pareja Sarkozy – Bruni.
No es un secreto que Carla Bruni ganó unos kilos durante los últimos meses de la presidencia de su esposo, la primavera del 2012, meses después de dar a luz. Un año más tarde, Sarkozy se deja ver con una coqueta barba, cortísima, a la moda, conservando una línea «razonable» para un señor bajito con tendencia a la gordura. El ex presidente sigue corriendo en el parque Monceau dos o tres veces por semana.
Carla Bruni, por su parte, ha recobrado su olímpica forma de mujer madura pero muy juvenil. Ella y su esposo siguen un régimen dietético de una simpleza absoluta . Poco o ningún vino ni bebidas alcohólicas, salvo un par de veces por semana. Pasta, legumbres y verduras. «Y mucho amor», comenta coqueta la señora Sarkozy. Detalle que tampoco ha escapado a Valérie Trierweiler, embarcada en la agitada vida de una primera dama condenada a sufrir la erótica del poder del tercer hombre de su vida.
François Hollande y su pareja, Valérie Trierweiler, afrontan un nuevo e inquietante problema: la gordura
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