Los secretos de los mejores decoradores del mundo para una casa, según un especialista en interiorismo
Abel de González, en su canal Mil Ideas, recopila las claves «para tener una casa más bonita, más elegante y acogedora»
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Tener una casa acogedora no es fácil, tanto en cuanto el presupuesto es ajustado o falta imaginación. Sin embargo, según el experto en decoración y creador de contenidos Abel de González, hay nueve sencillos conceptos que pueden servir de trucos para hacer del interior ... de una casa un hogar en su más amplio concepto.
Y no son trucos que se haya sacado de la manga, sino que se apoya en seis de los mejores interioristas y diseñadores del mundo: Jean Michael Frank, Katie Rosenfeld, Stephen Sills, David Netto, Bobby McAlpine y Susana Beltrán.
«Los mejores interiores del mundo son más una filosofía que un estilo decorativo». Con esta contundente sentencia, De González comienza un vídeo en el que explica, de manera sucinta y con ejemplos, cómo tener claros unos pasos para convertir cada casa en algo personal y con vida lejos de las líneas básicas, monótonas y homogéneas que las grandes cadenas de decoración imponen a la sociedad.
La simpleza en la ejecución de estos trucos es una de las claves, establece De González, que pone ejemplos citando a esos expertos.
9 trucos de decoración de interiores, según los expertos
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Basarse en un concepto básico
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Añadir emoción en la decoración
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Usar elementos clásicos o antiguos
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Crear marcos o 'cajas'
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Dotar de vida y personalidad propia
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No tener miedo de arriesgar
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Poner las cosas 'patas arriba'
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Mezclar épocas
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La repetición de patrones
Tener claro el concepto
Más allá de la idea etérea, De González establece como base algo tan simple como un objeto. Mirarlo, tener claras sus características: ¿cómo es? ¿Qué tamaño tiene? ¿Y forma y colores? ¿De qué material es? Pone de ejemplo un árbol seco, que puede servir de base para otros que le acompañen: una lámpara, un cuadro o incluso una pintura en la pared pueden basarse en el motivo de ese objeto sobre el que se tiene cariño.
Esta idea la llevó a ejecución la interiorista Míriam Alía en su espacio de Casa Decor, cuando se basó en un cuadro para componer el resto de la estancia.
En caso de no tener en casa ese objeto ideal, es recomendable regresar al pasado. Siempre hay algo en la memoria, incluso la infantil, que evoca el concepto de casa. Por ejemplo, le pasó a Karl Lagerfeld, el diseñador de moda, cuando se obsesionó con los muebles del siglo XIX porque le recordaban a un cuadro que vio en una tienda.
Añadir elementos emocionales
«Los resultados no tienen que ser perfectos, sino reales, emocionales», afirma el interiorista Bobby McAlpine. En ese sentido, los elementos de una decoración pueden ser desiguales pero con personalidad, que no sean solo líneas abstractas o rectas perfectas.
La emoción de un espacio se logra con tres elementos fáciles, explica De González: algo moderno, algo clásico y algo sorpresivo.
Evocar el pasado
En el libro 'Vision para el diseño', Stephen Sills, diseñador de interiores del citado Lagerfeld o la histórica cantante Tina Turner, mantenía una idea clara: las tendencias actuales son monónotas, pero el pasado es inmutable.
«Para una casa con alma y bonita, no hay nada como añadir unas piezas clásicas que rompan con las líneas de lo moderno, que le dé calidez», relata el experto De González.
Volver a la 'caja'
Aunque este truco es de él mismo, De González asegura que es un elemento fácil y efectivo: crear una 'caja'. Esto es por pura retrospectiva hacia la infancia, cuando nos metíamos bajo las sábanas para crear un fuerte o un castillo inventado.
Este truco es sencillo: poner algo que enmarque el espacio a decorar. Puede ser una planta al lado de la mesa, una lámpara alta, unos cuadros o cualquier elemento que haga de 'pared'. Da la sensación de rincón acogedor y protector, un sentimiento natural y único que retrotrae a los años lejos de las preocupaciones de adulto.
Dotar de vida la decoración
Jean Michel Frank, que decoró a grandes personalidades en la Francia de los años 20 y 30, dejó una frase contundente sobre cómo entendía él el interiorismo: «El gusto perfecto es la receta perfecta para una casa sin alma».
Esta es la clave de este consejo: dotar de un elemento personal, vivo, la casa. Por ejemplo, flores frescas, libros por leer, una cesta... Detalles cotidianos que pueden dar un toque más real a la casa.
El riesgo es parte de la vida
Asumir ciertas decisiones arriesgadas es algo que puede dar un giro radical a una casa. El decorador David Netto asegura que es mejor «acertar un 80% y tener un espacio que emocione que acertar al 100% y lograr un espacio sin alma».
Por ejemplo, pintar un mueble después de años viéndolo igual, comprar unos cojines diferentes o atreverse con un color de pintura de pared distinto. Riesgos controlados, pero que pueden darle la vuelta a todo.
Dar una vuelta radical a todo (de vez en cuando)
Sin volverse locos, a veces sí es bueno cambiar de sitio de algunos elementos o dotarlos de una perspectiva nueva. «Una ubicación inusual de las piezas, hace que un hogar se sienta más acogedor», afirma la interiorista Jae Joo.
Poner tapices antiguos en molduras modernas, usar una cómoda en lugar de una mesilla normal en el salón, poner un banco rústico como mesa...
Mezclar épocas: del pasado al futuro
Por último, la australiana Melissa Penfold establece que darle vitalidad a una casa depende también de nuestra capacidad de adaptación. Igual en el salón lleva años el mismo mueble de televisión: ¿por qué no ponerle un cuadro abstracto que rompa con ese clasicismo? ¿O una lámpara metálica que lleve a los años 90 o principios de los 2000?
En buena parte, el truco para saber si se ha acertado en este aspecto es mirar una decoración e intentar ponerle un coto temporal. Si no se puede, y aún así es atractivo, es que se ha acertado.
La repetición para crear patrones decorativos
Sin caer en el error de la monotonía de elementos y colores, establecer una idea general de varios elementos puede darle una sensación de uniformidad a una estancia.
Por ejemplo, usar unos cojines de los mismos colores que un cuadro o un busto, o combinar las cortinas con el tono del suelo da al espectador y, sobre todo, al habitante de la casa una sensación más que agradable.
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