Alejandra Pombo: «En decoración, mezclar por mezclar es un horror, hay que saber hacerlo»

Restaurantes como Numa Pompilio, Manolita Chen, Fismuler, Fayer, Lateral o ahora El jardín del mar; hoteles como Malvasía El Rocío o Vincci Soho, el Cuartel del Mar en Cádiz, viviendas y oficinas. ¿Cuál es tu marca personal en los espacios tan distintos que diseñas? ¿Cómo definirías tu estilo?

Nuestra característica no es trabajar con un sello propio, sino en el concepto, y por eso nuestros proyectos no tienen nada que ver entre sí. Trabajamos de la mano del cliente, le damos forma a lo que busca. Por eso siempre digo que mi estilo es camaleónico. Me gusta adaptarme. Me divierte que mi sello no se vea a la primera, que el cliente se sorprenda al saber que determinado restaurante también es mío. En mi estudio somos la herramienta que da forma a la visión e idea de otros con los materiales y las texturas. Imagínate que nosotros hicimos a la vez Numa y Fismuler, recargado al máximo el primero y la antidecoración el segundo. Ese cambio nos caracteriza, y por esto también tenemos mucho trabajo. Los clientes quieren un restaurante único, suyo, no igual a todos los de moda, con personalidad propia.

¿Varía mucho ocuparse del interiorismo de un hotel o de una vivienda?

No. Trabajamos de forma muy parecida en hoteles y restaurantes, nos metemos muchísimo en la funcionalidad, pero también lo hacemos en el caso de una vivienda. Para mí es un factor muy importante la funcionalidad, antes que la estética, y meternos a fondo en el proyecto. Cada uno es un mundo porque nuestros clientes son todos muy distintos. Nosotros no estandarizamos el trabajo, que sería más fácil, sino que hacemos todo a medida.

Algo habrá igualmente que revele tu impronta, aunque sutil.

Me encantan los materiales en su estado puro, eso sí se ve en todos mis proyectos. Es un nexo de unión entre todos ellos. Y me gusta mucho iluminar, aprendí en la mejor escuela, la de Pascua Ortega, que usa una iluminación muy teatral. Así que por mucho que un proyecto sea más recargado o completamente minimalista esas cosas están presentes.

¿Dónde buscas inspiración?

En diferentes sitios, dependiendo del proyecto. Por ejemplo cuando hice El Cuartel del Mar esa era justamente la inspiración, por lo que pensé en cómo trataría el mar con el paso del tiempo a un edificio tan grande y pesado. De ahí la arena, las formas ergonómicas. En Numa me inspiré en los palacetes antiguos, por lo que el mobiliario lo compramos en anticuarios de Francia. En el Jardín del Mar, que se inaugura en unos días en Madrid, nos fijamos más en la importancia de los corales, por eso las lámparas interpretan su colorido y textura, y luego la barra es como una esponja, las paredes son de color arena y los techos son granulados.

¿Existe algo prohibido en decoración?

Nada. Menos para nosotros, que arriesgamos al máximo como estudio. Pero sí que todo tiene que tener coherencia, no todo vale si no hay conexión en el proyecto. Podemos utilizar combinaciones casi imposibles, siempre y cuando haya una coherencia detrás. Mezclar por mezclar sin criterio es un horror, hay que saber hacerlo. Una de las cosas que me divierte muchísimo son las texturas que la gente cree imposibles pero luego, cuando las ve en el restaurante, comprende que sí tienen sentido en el conjunto, como sucede por ejemplo en Manolita Chen. Cuando hay elementos de unión todo tiene armonía.

A la hora de decorar cada uno su casa, ¿en qué nos equivocamos más?

Ahora todo el mundo tiene las mismas inspiraciones, las que vemos en Pinterest o Instagram todo el rato. Y al final te encuentras con que todas las casas son todas iguales y dejan de hablar de sus verdaderos ocupantes. Tienes que llevarte la inspiración a tu personalidad y gustos, trasladarla, no plasmarla tal cual. Les pasa a mis amigas, pero también nos sucede esto a los decoradores. Todos vamos a los mismos sitios. Por eso yo me esfuerzo mucho para que cada proyecto sea distinto, para que no tenga las cosas típicas ni de tiendas muy reconocibles. Uso mucho material de derribo, piezas antiguas y diseños propios. La casa te tiene que reflejar.

Con tendencias como el nesting o el hygge, y sobre todo con el confinamiento por la pandemia, estamos viviendo un boom de la decoración.

Es muy bueno que la gente se haya parado durante un tiempo en su casa y valore su hogar, muchos que no lo hacían. Yo no estoy mucho en ella pero es mi lugar de paz, me asienta, me devuelve a mi sitio. Tenemos que valorar más nuestros hogares, cuidarlos, si llegas y está el caos total no te repara. Cuando yo llego a casa reseteo para empezar el día siguiente de cero. Debemos vivir en casas bien montadas, con coherencia, orden y paz.

¿Cómo podemos renovarlas sin gastar mucho?

Una cosa que luce mucho son los papeles. Cuando se busque un cambio radical sin invertir mucho la solución es un papel bonito y llamativo. Consiguen un efecto inmediato, y hay tantos que puedes tener lo que quieras. Hoy en día son increíbles, como cuadros. Y luego la luz, el cambio de bombillas por unas que iluminen bien, ¡por favor, eliminad de una vez la luz fría de vuestras casas1, ¡sabed que existen colores cálidos en las bombillas!

¿Cómo ves al diseño español actual?

Madrid está en un momento increíble. Todo el mundo que viene a invertir lo ve y lo valora, y da orgullo escuchar cómo hablan de esta ciudad. Y por eso no paramos, es una auténtica locura.

Llevas desde 2010 con tu propio estudio y cada vez te vemos en más proyectos. ¿Cuántas personas trabajan contigo?

Somos quince, no quiero crecer más. Me siento una afortunada, hago lo que me gusta, tengo mi propio estudio y mucho trabajo, aunque vivo para esto y con dedicación máxima.

Es difícil no crecer.

No puedo crecer porque no tengo nada estandarizado. Yo no tengo una línea de muebles o accesorios, porque no me valdrían para otros proyectos a la vista de que cada uno que abordo es único y a medida.

¿Los objetos y materiales que usas en tus proyectos de dónde son?

Normalmente fabricamos todo aquí. Me ha sorprendido la cantidad de artesanos que me he encontrado en el Sur que siguen haciendo maravillas. Vengo enamorada de cómo trabaja la gente en Andalucía, alucinada al ver con qué mimo y pasión hacen todo. Es importante volver a la artesanía, los oficios se han descuidado muchísimo y hay que volver a valorarlos, cada uno es un arte. Por ejemplo un ebanista o un ceramista, son algo fantástico. Ojalá volvamos definitivamente a ellos y a la tradición.

¿Te consideras una influencer en temas de decoración?

Hago lo que puedo. Soy mala en redes sociales y me tengo que obligar a publicar, porque normalmente no me da tiempo ni a leer los whatsapp. No puedo sacar todo lo que hago al día. Pero mis proyectos más importantes los he conseguirlo a través de Instagram. Aunque parezca increíble, hoy en día el dueño de un hotel te contacta por allí, así que debo dedicarle tiempo. Me han ofrecido llevarme las redes sociales, pero yo creo que es algo íntimo y personal que debe reflejarme a mí, también a mi locura, aunque quite mucho tiempo hacerlo bien.