Operación «reconquista» en Mónaco
La Princesa Charlène rompe su silencio sobre sus deseos de ser madre y contar de viva voz su «complicidad íntima» con el Príncipe Alberto II
juan pedro quiñonero
Tras varias semanas de rumores, dudosas fotografías y escándalos de opereta, se imponía una «respuesta» principesca, consumada por Charlène de Mónaco a varias bandas, rumores más o menos controlados y una entrevista presumiblemente escrita con la edición italiana de Vanity Fair y la edición francesa ... de Gala. Las respuestas a ambas publicaciones son tan semejantes que pudiera tratarse de una sola entrevista, negociada con preguntas y respuestas escritas.
Ninguna pregunta directa sobre cuestiones inflamables. Respuestas diplomáticas y elípticas, sugiriendo una laboriosa tarea de «recomposición» de la imagen principesca. Y un rumor cultivado primorosamente desde la boda de Charlène y Alberto , hace tres años. Una agencia de noticias africana cree saber «de buena fuente» que la Princesa «desearía ser madre», a los tres años de su matrimonio oficial y varios años de relaciones oficiosas.
Alimentando ese rumor, Charlène de Mónaco acepta responder a una pregunta italiana sobre sus «sentimientos» sobre los hijos de su esposo con una señorita californiana y una antigua azafata franco-africana: «Es difícil de explicar. Mi marido y yo tenemos los mismos valores. Alberto es un hombre apasionado, inteligente, romántico. Es el hombre que amo. Su pasado no me pertenece. Y, además, francamente, si él fuese de otro modo yo no sería su esposa ».
Gala no osa entrar en tales intimidades. Prefiere salir al paso de las fotografías más inoportunas y los rumores más ingratos, propagados por la prensa rosa más cruda. Gala prefiere los tonos rosa bombón: «Charlène, herida, sale de su silencio».
Silencio muy relativo
Silencio muy relativo. Entrevistador y entrevistada prefieren guardar silencio sobre la cuestión sensible de la maternidad y las agendas personales del Príncipe y la Princesa. La ofensiva principesca se centra a la comunidad de valores espirituales de la pareja, al cumplirse trece o catorce meses del lanzamiento de la Fundación princesa Charlène de Mónaco , consagrada a la tarea más o menos humanitaria de enseñar a nadar y promover los valores de la natación entre los niños más desfavorecidos, no solo africanos, que no todo el mundo aspira a llegar a España a nado o saltando vallas, en Melilla.
La Princesa Charlène está convencida que su Fundación cumple una tarea ejemplar: «Una persona se muere ahogada, en el mundo, cada tres minutos. Enseñar a nadar a los niños, promover los valores humanitarios de la natación, son tareas importantes. Grandes deportistas, como Novak Djokovic, Jenson Button, Alexandre Bilodeau y Yannick Agnel, han aceptado ser los embajadores internacionales de mi Fundación. Les he pedido que transmitan, allí donde esté, los valores humanistas de mi fundación.»
En un ataque de sinceridad «rupturista», la Princesa –muy peripuesta para las fotos oficiales de Gala– se suelta el pelo verbal declarando: «No quiero dar la imagen de una princesa de cuento de hadas. Mi única ambición es la de ser eficaz, junto a mi esposo, en Mónaco».
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