Felipe Juan Froilán, de momento, el único hombre en la vida de la Infanta Elena
Desde su divorcio con Marichalar, la Duquesa de Lugo no ha rehecho su vida sentimental. Su amistad con Luis Astolfi levanta olas de rumores
Cumple 50 años y lo hace divorciada, con dos hijos y sin planes de cambiar de estado. El corazón de la Infanta Doña Elena está libre, y eso que desde que anunció su cese temporal y posterior divorcio con Jaime de Marichalar muchos son los supuestos amores que le han adjudicado, sin que ninguno haya dado en la diana.
Ni fotos con algún «amigo especial», ni filtraciones de sus amigos. Aparentemente, la primogénita de los Reyes está sola, aunque en los últimos tiempos haya recuperado la amistad con uno de sus primeros amores , el jinete Luis Astolfi, con quien suele coincidir en cenas de amigos de la hípica o en concursos a los que ambos acuden con asiduidad.
Una vieja amistad
Lo cierto es que son muchos los que opinan que la Duquesa de Lugo y Astolfi tenían todos los ingredientes para haber sido la pareja perfecta. Les une su pasión por la hípica y se reencuentran en un momento de sus vidas en el que los dos están divorciados , con hijos y con una edad parecida. Aunque el rumor siga circulando, hay voces que aseguran que lo suyo no es más que una vieja amistad. En cualquier, caso hay una cosa que Doña Elena tiene a su favor: la lealtad de sus amigas.
Su más íntima es Rita Allende Salazar, con quien suele pasar casi todos los fines de semana. También sale con su prima María Zurita , con la que se lleva muy bien, mejor que con su otra prima, Simoneta Gómez-Acebo. A la finca de Rita solía ir los fines de semana con sus hijos, Felipe y Victoria Federica, cuando eran más niños.
Hoy los planes han cambiado. Su hijo ya tiene 15 años y en plena adolescencia quiere salir a las discotecas light y quedar con sus amigos de clase. Al igual que a su madre, a Felipe le apasiona la caza y por eso no duda en acompañarla cuando acude a alguna finca, como también cuando va a los toros, otra de las pasiones del chico.
Nada que ver con los gustos de Victoria, una niña espigada y con mucha clase, a la que le encanta el ballet y salir de compras con su padre. A fin de cuentas, Jaime de Marichalar la ha llevado desde bien niña siempre a su lado cuando recorría la «Milla de Oro» visitando las tiendas que tanto le gustan como Loewe o Louis Vuitton. Bien lo sabían los paparazzi que todas las tardes se ponían cerca de esos establecimientos para ver como Marichalar entraba y salía con sus niños.
Separación definitiva
Lo que la Infanta Doña Elena y Jaime de Marichalar no han conseguido a pesar del tiempo transcurrido desde su ruptura es tener una relación cordial . Se notó en abril del pasado año, tras el accidente de su hijo con una escopeta cuando se disparó en el pie mientras se encontraba realizando ejercicios de tiro en el patio de la finca familiar de Garrejo en Garray (Soria). A la salida del hospital Quirón de Madrid, donde Felipe fue operado, la Infanta fue muy clara cuando los periodistas le preguntaron qué había pasado. «No lo sé, no estaba con él, estaba con su padre». Sin decirlo abiertamente, el enfado era claro. Aunque ninguno de los dos ha rehecho su vida a día de hoy lo único de lo que hablan es de sus hijos. Eso sí, lo justo y necesario.
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