Así es «Mulafest» por dentro

Hasta el domingo, miles de amantes del motor, los tatuajes, el «skate» o la danza se reunirán en Madrid para compartir su afición por estas disciplinas de la cultura urbana : « Mulafest ». Solo hace falta pasear un poco para darse cuenta del interés. Espectáculos, customización en directo, exposiciones de coches históricos, conciertos son algunas de las actividades programadas en este evento recién nacido que busca perpetuarse.

En medio de ese pequeño universo alternativo, los asistentes intercambian opiniones, se informan, preguntan, admiran. No lo ocultan. Participan, que es uno de los objetivos de los organizaciones: que los asistentes se fusionen y estén dispuestos a, por ejemplo, a decorarse su cuerpo. Y se fijan, por ejemplo, en personas como Óscar, profesional del tatuaje desde hace 12 años, y que desde su estudio en Vallecas - Mega Rock Tattoo - consigue trazar el realismo en la piel. «El tatuaje ha ido perdiendo esa imagen que tenía de pertenecer a grupos sectarios y negativa», explica este especialista en la técnica del realismo y la estética japonesa.

«La gente -los tatuadores- tienen más nivel, hay mejores materiales. Antes, quizás, la gente que tatuaba pertenecía solo a un círculo y, ahora, hay profesionales que vienen de otras actividades como el graffiti», añade, al tiempo que destaca que a la hora de tatuar se debe reunir las condiciones higiénico-sanitarias necesarias. Los estudios en Madrid están «muy vigilados y controlados» y niega esa leyenda urbana de muchos ajenos que puede provocar enfermedades.

Lo que, tal y como reconoce este profesional del tatuaje, es necesario pensárselo bien. «El precio tienes que pensarlo que es caro o barato por cómo lo consideres. Es una cosa que llevas en tu cuerpo, hecha a mano, por alguien y es para toda la vida. Creo que el precio no debe ser lo que te haga decidirte por un tatuador u otro», sugiere.

En «Mulafest» hay sitio para el tatuaje dentro del «Madrid Tattoo Convention», que ha recibido a algunos de los más prestigiosos tatuadores del mundo -Chimé, Bara, Steph, Laura Juan...-, que se citan con algunos de los aficionados para tener hueco en sus agendas y ser «propietarios» de un dibujo... único.