Suscribete a
ABC Premium

La vida de Gi en Cuba

Antología de destellitos de nuestro protagonista, acompañado de su infiel escudero, en su reciente viaje a la isla de quince días, donde no se pudo contener y bailó la friolera de dos minutos

La vida de Gi en Cuba efe

javier villuendas

Cualquiera que escuche su morosa, culta y precisa oratoria, insultantemente prudente, podría pensar que no estamos ante un tipo duro, cuando sí es el caso, que conoce de primera mano el desánimo y sus marcas, que sobrelleva sin estridencias, resignado, si acaso con cierto abatimiento ... en el gesto. Este hombre carente de desparpajo también es poco empático y difícilmente corruptible, llegado el momento, y esto le aparta de la mayoría de sus coetáneos, no rechazaría darse de palos si le tocan mucho las narices. ¿Aportaría algo hacer mención a su incipiente calvicie, a su voracidad lectora, a su próximo reto a corto plazo: llevar un tronco él sólo, como sentó precedente el mozo del año pasado, buen amigo, por la plaza de su pueblo durante las fiestas? Fusilando a Bolaño en su vertiginosa y exuberante desesperanza, desde una imitación caprichosa y falta, deslavazada, vamos a contar unas cuantas situaciones «vividas» por nuestro prota durante sus dos semanas de retiro (¿retirada?) en Cuba . Se llama Gi, por cierto, y no sabe nada de todo esto.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia