El Tribunal Militar ordena investigar el material que mató a un cabo español en Polonia

En concreto, la Sala pide que se realice una pericial sobre las razones por las que estallaron los dos proyectiles dentro del mortero, dado que hasta el momento no se ha podido determinar la causa, y que se proceda al volcado del teléfono móvil de Palacios, que habría grabado el ejercicio táctico con fuego real denominado Saber Strike, realizado a unos 65 kilómetros al sur de la ciudad de Kaliningrado (Rusia).

El presidente de la Sala y los dos vocales togados tienen en cuenta que el cabo contaba con una dilatada experiencia como tirador de morteros y que el manual técnico del arma no contempla detonaciones aunque la misma esté cargada con dos granadas a la vez. De ahí que no se descarte que el material fuera defectuoso.

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El tribunal rechaza así la propuesta elevada por la titular del Juzgado Togado Militar número 11 de Madrid, al frente de las pesquisas, que era partidaria de acordar el sobreseimiento definitivo de la causa al considerar que fue el propio fallecido el responsable de su muerte. Tanto la Abogacía del Estado -en representación del Ministerio de Defensa- como la Fiscalía habían solicitado también el archivo.

No obstante, según las fuentes cercanas al caso consultadas por este diario, la Sala cree que las diligencias practicadas hasta el momento por la jueza son insuficientes y que de ellas no se puede concluir que la muerte del militar se debiera a un fallo en su actuación. De esta manera, da la razón a la familia de Palacios que alegó que el cierre del caso era prematuro sin examinar antes otras pruebas, pues detectaron incompatibilidades entre el manual técnico del arma y la declaración de un sargento especialista en morteros que compareció en la causa como testigo, cuyo testimonio tuvo en cuenta la jueza togada para proponer el archivo y concluir que la responsabilidad última de la muerte la tuvo el militar fallecido.

Dicho sargento aseguró que el tubo del mortero solo aguanta el disparo de una granada, siendo previsible que habiendo dos se produjera una explosión, y que la misma se podría haber evitado si Palacios no hubiera cargado el arma con un segundo proyectil. Por contra, el Manual Técnico de Morteros 120, 80 y 61 mm, aportado a la causa, en su capítulo sobre municiones recoge que la Espoleta Ecia modelo 55 cuenta con varios sistemas de seguridad, entre ellos el seguro de doble carga y carga invertida, en el que se expone que «si por error se cargan en el mismo tubo dos granadas (en cualquier posición) y se produjese el disparo, no habrá explosión de ninguna granada».

Para la Sala, esclarecer esta cuestión resulta fundamental, dado que según el mencionado manual no deberían haber estallado las granadas aunque hubiera dos dentro del mortero. De ahí que consideren necesario que un perito realice un informe en el que se determine la causa de la detonación y que el procedimiento siga vivo, pues una vez se acuerde el sobreseimiento definitivo y éste sea declarado firme no habría posibilidad de reabrir el caso.

Asimismo, la familia de Palacios había pedido el volcado del teléfono móvil con el que el cabo habría grabado las maniobras, al entender que el vídeo podría despejar las dudas respecto a su actuación y si indicó o no una eventual interrupción del mortero.

Ante la posibilidad de que el militar fallecido estuviera reiterando la operación de disparo por un fallo en la percusión, como también contempla el mencionado manual, el tribunal da luz verde a la prueba al considerarla pertinente, pues el texto apunta a que los fallos en el disparo pueden deberse a la granada o a entorpecimientos y averías en los mecanismos. En estos casos el protocolo establece que «se repetirá hasta tres veces la operación de disparo y si éste no se produce se dejarán pasar un mínimo de dos minutos antes de extraer la granada». La Sala destaca además la dilatada experiencia del cabo como tirador de morteros. Cabe recordar que ingresó como soldado en el Ejército de Tierra en 2004, siendo su último destino el Grupo de Regulares 54, en Ceuta.

De 43 años y natural de Ecuador, Palacios tenía dos hijas y en el momento de su muerte participaba en Polonia junto a otros países aliados en las maniobras Steadfast Defender 24, las mayores de la historia de la OTAN para simular un escenario similar al de la II Guerra Mundial. Se encontraba en posesión de la Cruz de Bronce a la Constancia en el Servicio y la Medalla Conmemorativa de la Operación Balmis. Sus restos mortales fueron repatriados a España a bordo de un avión del Ministerio de Defensa que aterrizó en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz la noche del 24 de abril.

En el comunicado en el que el Ejercito de Tierra informó sobre su muerte, explicó que se había «producido un accidente durante la ejecución de un tema táctico con fuego real», sin dar más detalles sobre las circunstancias de la misma. «El Ejército de Tierra se une al dolor de sus familiares y compañeros de unidad en estos trágicos momentos», añadió.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también transmitió a través de la red social X su pésame. «Un sentido abrazo para sus compañeros del Tabor I del Grupo de Regulares de Ceuta y a toda la familia del Ejército de Tierra», escribió.