Temor en Exteriores a que Albares haga una reforma del sistema de oposiciones
La ADE advierte del «peligro» de que ejecute un plan a medida para colocar a afines al PSOE
La Asociación de Diplomáticos Españoles reclama un reunión a Albares tras meses de silencio
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Iniciar sesión«Nuestro Ministerio, con su equipo directivo al frente, debería estar involucrado en el proceso de reforma de la Administración General del Estado, incluido el proyecto de Ley de Función Pública, actualmente en trámite parlamentario. Solo su participación en dicho proceso podrá garantizar que las ... especificidades del Servicio Exterior sean tenidas en cuenta. Para elaborar propuestas al respecto, como sabes, podéis seguir contando con la ADE». Así comenzaba la carta que la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE) envió al ministro José Manuel Albares el pasado 11 de septiembre. Se ha convertido en costumbre que el ministro no dé acuse de recibo a estas misivas, con las que la ADE vela por los intereses de los miembros de la Carrera Diplomática. Ni siquiera ha accedido Albares a reunirse con los representantes de esta asociación, pese a que el próximo mes de diciembre se cumplirá un año desde que le pidieron la primera reunión, una demanda que no han dejado de reiterarle en varias comunicaciones.
Según el ministro, tiene asuntos más importantes que atender. No es ninguna excusa, dado el estado del tablero geopolítico, pero en el ministerio han pasado y pasan muchas cosas desde que él asumió el mando y hay determinadas cuestiones que no admiten demora. Aunque el ministro ignore las cartas de la ADE, visto el contenido de la última, urge que Albares aclare algunos aspectos sobre el sistema de oposiciones.
En el madrileño palacio del marqués de Salamanca, donde se encuentra la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, hay temor a que a través de una orden ministerial Albares cambie de la noche a la mañana el modelo de exámenes para acceder a la Carrera Diplomática. «Las cacicadas del ministro no tienen límite. Sus complejos son tan grandes que quiere democratizar, sea como sea, la Carrera Diplomática, aunque eso implique cambiar el modelo de exámenes para facilitar el acceso. No le importa bajar el nivel de las nuevas generaciones si así termina con lo que él considera una élite dentro del Ministerio», explica un compañero suyo que –«por suerte»– se encuentra trabajando «lejos» del ministerio. Advierte, además, del «peligro» de que esto ocurra, sobre todo porque «Exteriores y el resto de ministerios se pueden convertir en un coladero de afiliados al PSOE».
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Está de acuerdo con esta fuente el director de la ADE, Alberto Virella, quien confirma a este diario que Albares podría cambiar el sistema de oposiciones con una orden ministerial. «La selección de personas que se incorporen a los cuerpos superiores de la Administración General del Estado es algo que preocupa a todos los cuerpos superiores», cuenta. Y añade: «En el caso de los diplomáticos, la ADE también participa de esta preocupación y de esta reacción de transmitir a la sociedad y a las autoridades de que esta medida pone en riesgo la calidad de futuros funcionarios si se elimina el proceso de oposición». Advierte, además, de que «es posible que el Gobierno contemple que no se requiere una ley para cambiar los mecanismos y los procesos de acceso al cuerpo superior, sino que basta con una orden ministerial o un decreto como mucho».
Aunque es difícil que en estos momentos se pueda aprobar una ley en las Cortes, Virella considera que este contexto no debe tranquilizar a nadie «respecto a un cambio radical» en estos procesos «porque se puede hacer con normas de rango menor que no necesitan la mayoría parlamentaria». De ahí que hayan enviado esta carta al ministro: porque prevenir y advertir es posible, pero una vez tomada la decisión, será irreversible. Y ni los diplomáticos en activo ni el ministro pueden vivir ajenos a esta cuestión.
Lo que el Ministerio de Transformación Digital y Función Pública viene transmitiendo es que «en lugar de una oposición, se podría acceder a las escuelas de cualquier cuerpo superior a través de un test». Esto en el caso de la Carrera Diplomática «supondría bajar mucho el nivel de lo que es la oposición actual» y sería muy fácil sustituir los diferentes exámenes de la oposición y el tribunal, con todas sus garantías de objetividad. De darse este escenario, después de pasar ese test, los candidatos estudiarían dos años en la Escuela Diplomática «cuyo director, profesorado, contenidos y materias serán decididos por el Gobierno y el ministro competente», advierte Virella. Esto es «un peligro e igual de preocupante y peligroso, independientemente del partido político, sea del color que sea»: «Hay riesgo de que aumente la posibilidad de seleccionar a los afines políticamente. Y nos preocupa que se vaya erosionando el Estado de Derecho, las garantías legales que existen como uno de los pilares de nuestra democracia». «Si deja de haber un escrupuloso cumplimiento de la ley, también en los procedimientos, que duda cabe de que peligra la salud de la democracia y la prestación de servicios a la ciudadanía».
«Lo preocupante es que podemos enfrentarnos, de manera encubierta, a un proceso de colonización de la Administración del Estado y de sus cuerpos superiores por parte de los partidos políticos, que de esta manera podrían solucionar el problema de los nombramientos temporales mientras están en el cargo de ministros, secretarios de Estado... Porque ya tendrían a sus personas de confianza en los cuerpos superiores», explica Virella. Corporativismo a un lado, dice que esta alerta parte de «una preocupación ciudadana», ya que los partidos políticos acabarían dando un trabajo y sueldo a sus afiliados a través de la administración, en lugar de preocuparse por servir a la sociedad con funcionarios cualificados. Denuncia, además, que en Exteriores «no hay transparencia ni información» sobre este asunto porque el ministro no les ha contado nada, por lo que desconoce si hay visos de que este escenario se pueda dar en el corto plazo.
Aunque el ministro no contesta a sus cartas, lo cierto es que no han caído en saco roto. Desde que la ADE comenzó a difundir su contenido, sobre todo aquellas en las que denunciaban las decisiones arbitrarias de Albares, con nombramientos para diplomáticos afines y ceses a determinados embajadores que no llevaban ni tres años en sus destinos, ahora el ministro lleva más cuidado a la hora de destituir a ciertos compañeros que se encuentran de misión en el exterior.
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