La ultraderecha (en catalán) prospera en Cataluña

Ante el alud de improperios hacia este montaje que dirige la colombiana Camila Pinzón, el consistorio barcelonés mostró su «profundo malestar» y dijo desconocer los contenidos de la obra. La palinodia no apaciguó la ira de Plataforma por la Lengua, Òmnium Cultural y las formaciones independentistas. La CUP exigió llevar el asunto a la fiscalía por considerarlo delito de odio. El columnismo de guardia recordó a la compañía que la lengua minorizada en su uso social es la catalana: acusó a las latinas de perpetrar un 'gag' «catalanófobo». Uno calificó la pieza de «acto de violencia» contra los catalanoparlantes; el otro de «violación en todo el país»; y el de más allá atribuyó la culpa a la migración del continente americano por la «calculada política de los diversos gobiernos españoles que han hecho de la migración descontrolada latinoamericana un arma de destrucción masiva de aquello que tanto molesta de Cataluña: sus costumbres, con la lengua como piedra angular».

Es la misma «conspiranoia» que el nacionalismo esgrimió entre los años treinta y sesenta contra los emigrantes andaluces y murcianos: constituían el caballo de Troya franquista para españolizar Cataluña. A ese nacionalismo que olvida las raíces catalanas en Latinoamérica (desde las habaneras al exilio republicano) no le inmutó la migración musulmana que hoy supone el veintiocho por ciento del total de España. Si aplicamos el esquema «conspiranoico» argumentaríamos que el nacionalismo prefirió a la población musulmana con la creencia de que aprendería el catalán al no tener la alternativa de poder comunicarse en español como la migración latinoamericana.

Con todas las miradas sobre Torre Pacheco, ardía la mezquita de Piera. No es casualidad que uno de los ultras de Deport Them Now que fue a armarla a Murcia sea de Mataró: trabajaba como vigilante de seguridad y fue interino de la Generalitat; tampoco que en la última encuesta del CEO Alianza Catalana sea la formación que más crece al pasar de dos a una decena de escaños en el Parlament y Vox pueda llegar a los catorce. Sílvia Orriols se sumó con un tuit a la escandalera contra Teatro Sin Papeles: tachó de «vomitivo» el montaje y les conminó a volver a su país. Pero la principal preocupación de la lideresa ultracatalana no son «esas latinas», sino la islamización de Cataluña y sus velos: la formación nació en Ripoll, donde el imán Es Satty, cerebro de la célula yihadista, planeó en 2017 los atentados en Barcelona y Cambrils.

Eso sí, los jóvenes asesinos hablaban perfectamente el catalán. Es lo único que parece interesar a quienes priorizan la lengua por encima de cualquier otra consideración (moral o cultural).