SPECTATOR IN BARCINO
¿Antifascismo pacífico? No nos consta
El civismo normalizado no existe en las universidades. Esos rectores timoratos que aplaudieron la huelga violenta del pasado 15 de octubre: mañanas de 'mani' con crepúsculos de cristales rotos.
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Iniciar sesiónSalvador Illa no tendrá presupuestos para 2026. No importa; comparte con su Amado Líder que a España le sienta bien el socialismo. Sánchez presume de números; Illa de normalización en Cataluña. Los números de Sánchez están dopados por las ayudas europeas. La normalización de ... Illa depende de sus concesiones al separatismo y los comunistas. Policía lingüística para unos, «unidad antidesahucios» para la tropa de Colau.
El civismo normalizado no existe en las universidades. Esos rectores timoratos que aplaudieron la huelga violenta del pasado 15 de octubre: mañanas de 'mani' con crepúsculos de cristales rotos. Una ausencia de autoridad que se entiende con un presidente que jaleó las protestas contra la Vuelta por la participación de ciclistas israelíes: «España es hoy la que salva el honor de Europa», proclamó. Y los estudiantes, con pocas ganas de clase y necesidad de nuevas banderas tras el fiasco del 15-M y el 'procés', se erigieron en garantes de tan dudoso honor. El mismo presidente que en su discurso de investidura anunció «un muro frente a la agenda reaccionaria» del PP y Vox para justificar el gobierno socialcomunista con Junts, PNV y Bildu. El próximo 15 noviembre se cumplirá el Bienio Negro de la confrontación.
Que las universidades públicas catalanas dejaron hace mucho tiempo de ser el ágora del pluralismo no es ninguna novedad. Esta semana se iba a presentar en la Universidad de Barcelona un libro del historiador Marcelo Gullo sobre Lepanto, «la batalla que salvó Europa de la islamización». El acto tenía lugar en la facultad de Derecho, edificio Tomás y Valiente, memoria del presidente del Tribunal Constitucional asesinado por ETA en 1996. Una turba 'estudiantil', por llamarla de alguna manera, irrumpió con una pancarta -«Echemos al fascismo. Diagonal zona antifascista»- y berreos tan pacíficos como «Caña contra España», «Pim, pam, pum, que no quede ni uno» o «Fuera fascistas de la universidad». El centenar de asistentes a la presentación tuvo que abandonar el recinto universitario escoltados por los Mossos d'esquadra.
Sahara Occidental: del purgatorio español al infierno marroquí
Sergi DoriaEl próximo 14 de noviembre se cumplen cincuenta años del abandono del Sáhara, el territorio que España no llegó a descolonizar. Un libro de Pablo Ignacio de Dalmases, director de 'La Realidad' y detenido entonces, lo narra ahora
Esos alborotadores no atesoran ni un ápice de legitima rebeldía. Son puro sistema 'woke'. Cuando Sánchez y asociados alertan de la ultraderecha consiguen dos cosas: ascenso del voto a Vox y, en Cataluña, a la Alianza de Sílvia Orriols; violencia de un 'antifascismo' que sirve al Resistente para desviar el foco sobre su gobierno de corrupción. Un antifascismo de modos fascistas, dispuesto a truncar cualquier opinión que se desvíe del discurso oficial «progresista»; se vio en la universidad de Pamplona: la manada de abertzales que pegaron y patearon al periodista de El Español José Ismael Martínez. En los años setenta, la partida de la porra eran los ultraderechistas; hoy los mamporreros son radicales de izquierda, separatistas o las dos cosas a la vez.
La estrategia confrontativa del sanchismo terminal podría remitir al maoísmo: la persecución de los «reaccionarios» durante la siniestra Revolución Cultural. Lo cuenta el periodista Pierre Boncenne en 'El paraguas de Simon Leys' (Acantilado), biografía intelectual de este eminente sinólogo que denunció el totalitarismo criminal del Gran Timonel -'Los trajes nuevos del presidente Mao'- frente a la 'gauche caviar' maoísta de Mayo del 68. Entre las reflexiones de Leys, pseudónimo de Pierre Ryckmans (1935-2014), el rechazo (como Orwell) de que el fascismo fuera una forma de capitalismo avanzado: «Era, bien al contrario, una perversión del socialismo y que pese al elitismo de su ideología se trataba de un auténtico movimiento de masas que contaba con una inmensa popularidad». De eso nada saben los abanderados prosoviéticos, palestinos, 'estelados' o republicanos. No se lo intentes explicar porque recibirás guantazo. ¿Antifascistas pacíficos que «salvan el honor de Europa» (Sánchez dixit)? No nos consta.
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