El Senado aprueba definitivamente la ley de Memoria tras rechazar los vetos de PP, Vox y Cs
Las formaciones de la oposición denuncian que la norma enmienda La Transición y los socios del Gobierno tildan de «franquista» al centroderecha
Geroa Bai pide ampliar la Ley de Memoria a 1989 por la muerte de un cartero que abrió un paquete bomba
El Pleno del Senado, este miércoles
La ley de Memoria Democrática, uno de los principales proyectos del Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos, y de los más reclamados por sus socios parlamentarios, ha recibido este miércoles la luz verde definitiva en el Senado, donde han sido rechazados los vetos ... al proyecto presentados por el PP, Vox, Ciudadanos (Cs) y Unión del Pueblo Navarro (UPN). Finalmente la norma no vuelve al Congreso y ha quedado aprobada definitivamente por 128 votos a favor, 113 en contra y 18 abstenciones. El debate ha sido menos bronco que el que se suscitó antes del verano durante su aprobación en el Congreso, pero en el pleno se ha vuelto a evidenciar la profunda división entre la izquierda y la derecha por el proyecto, que amplía la vigente ley de Memoria Histórica aprobada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2007. El único miembro del Ejecutivo que ha asistido a la sesión ha sido el ministro de la Presidencia Félix Bolaños, vitoreado tras la votación por la bancada socialista. Aunque no ha intervenido en el debate, en declaraciones a los medios el ministro ha calificado la jornada como de "día inolvidable para la democracia española" y ha arremetido contra Alberto Núñez Feijóo por haberse comprometido a derogar la ley si llega a La Moncloa. Unas palabras que, según ha dicho, "perseguirán" al líder de la oposición.
Los portavoces del centroderecha, incluido el senador de UPN, Alberto Catalán, han descalificado la norma que ahora entrará en vigor por suponer, han dicho reiteradamente desde la tribuna de la Cámara Alta, una «traición», o «enmienda» a la Transición española y a su espíritu de «concordia» entre los españoles. Los socios del Gobierno han acusado a las formaciones del centroderecha de ser defensores de la dictadura. El senador de Compromís, Carles Mulet, ha llegado a asegurar que actualmente en España hay «dos bandos, la democracia y el franquismo», mientras que la representante del PNV, Estefanía Beltrán de Heredia, ha afirmado que «hoy toda la derecha española se coloca en la orilla de la ocultación y la negación de las víctimas de la guerra civil y de la dictadura ». El senador socialista Artemi Rallo, por su parte, ha asegurado que «la derecha tiene un problema no superado con su pasado, un pasado como herederos del franquismo».
Durante la defensa de sus vetos al proyecto, tanto el navarro Catalán como los senadores del PP y Cs, Amelia Salanueva y Miguel Sánchez, han defendido como justa la exhumación de las fosas comunes de represaliados de la guerra civil y la dictadura, pero han coincidido en que para eso no hace falta una ley de estas características. Catalán, incluso, ha citado la condena que el Congreso hizo en 2002, cuando José María Aznar gobernaba con mayoría absoluta, del golpe de Estado de Franco en 1936, en una resolución que, ha recordado el senador, también abogaba por la exhumación de quienes estuvieran enterrados en fosas. Por su parte, el senador de Vox, José Manuel Marín, se ha dirigido a la bancada socialista para espetarles que «no tienen la exclusiva de la representación de los perdedores de la guerra civil», muchos de los cuales, ha asegurado el parlamentario de la formación liderada por Santiago Abascal, pertenecen o votan a su partido.
Marín se ha referido en varias ocasiones a los religiosos represaliados durante la guerra, mientras que Catalán, de UPN, ha reivindicado la figura del cardenal Enrique Tarancón, jefe de los obispos durante la Transición, y a su discípulo Fernando Sebastián, arzobispo de Pamplona en su día. Uno de los antagonistas de la derecha en el debate, el senador de Geroa Bai, Koldo Martínez, ha subrayado que «no todos los sacerdotes fueron del bando nacional».
Víctimas de la guerra y de ETA
Todos los representantes del centroderecha han coincidido en denunciar que la ley de Memoria democrática desprecia a las víctimas de ETA por no procurarles el mismo reconocimiento que a las de la guerra civil. El socialista Artemi Rallo ha replicado airadamente esa afirmación. «Nosotros, los socialistas, siempre hemos visto en ETA a terroristas que asesinaban y amenazaban nuestra democracia. Es perverso este burdo intento de manipulación del PP» ha sentenciado, recibiendo una fuerte ovación de su bancada. Previamente, Alberto Catalán se había interrogado retóricamente: «¿No es memoria democrática, señorías, Tomás Caballero? ¿no lo es José Javier Múgica? ¿No lo es Miguel Ángel Blanco y las decenas y decenas de cargos públicos y de concejales asesinados por defender la libertad, la democracia y los intereses de sus vecinos?».
Igualmente, el socialista Rallo ha negado que la norma discuta la Transición, que ha calificado como «una historia de éxito en la que los socialistas fuimos decisivos, y donde no estaban precisamente muchos de los que hoy se les llena la boca hablando de la Transición». Para la senadora Salanueva, del PP, la ley de Memoria «es una traición a los españoles porque pretende convertir la Constitución en una constitución militante de izquierdas».
El debate, al que han asistido desde la tribuna miembros de las asociaciones de memoria, ha estado lleno de alusiones personales de los senadores a su propia experiencia familiar. La senadora socialista Margarita Adrio ha relatado cómo el 12 de noviembre de 1936, durante el primer año de la guerra, fue fusilado su tío José Adrio Barreiro cuando contaba con 26 años «junto a otros nueve hombres cuyo único delito fue defender, de manera pacífica, el Gobierno legalmente instituido». Con la voz quebrada, la senadora ha recordado cómo su abuela aquella noche «rezó para que no amaneciera». El senador de Ciudadanos Miguel Sánchez, ha evocado igualmente a su abuelo pastor y agricultor de una pedanía de Caravaca (Murcia), al que ha recordado como una persona que «no se metía en política» pero al que por ir a misa fueron a buscarle «para darle el paseíllo y se tuvo que esconder». Sánchez ha asegurado que no conoció la historia por su abuelo, ya fallecido, sino por otras personas del pueblo, y que entonces descubrió que durante toda su vida su abuelo tuvo trato frecuente e incluso amistad con quienes habían ido a buscarle. «Se llevaban muy bien, no tenían ningún rencor, habían enterrado el odio, se habían dado la mano, habían tirado para adelante, y ustedes vienen hoy a rescatar ese odio y ese rencor, por un puñado de votos, es miserable» ha asegurado, en uno de los momentos más tensos del pleno.
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