Sánchez evita mencionar la amnistía e incluso a Cataluña en un discurso triunfal ante los socialistas europeos
El presidente en funciones presume de haber detenido en España «la ola reaccionaria» que amenaza a Europa
Acusa al PP de «complicicidad» con la «ultraderecha nostálgica del franquismo»
El PSOE trata de aplacar la reacción unánime de las asociaciones judiciales reinterpretando su acuerdo con Junts
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha sido aclamado por los integrantes del Partido de los Socialistas Europeos (PES) en el congreso de la formación que concluye este sábado en Málaga. Nada más subirse al escenario del plenario, donde le escuchaban en ... primer fila el canciller alemán Olaf Scholz y el resto de líderes de la socialdemocracia europea, incluido el reelegido líder del PES, el sueco Stefan Löven, el secretario general del PSOE y presidente de la Internacional Socialista ha proclamado en inglés (idioma que ha alternado con el castellano durante toda su intervención) que «España volverá a tener un Gobierno progresista».
Todo el público -en el que también había simpatizantes socialistas españoles de base, ubicados en gradas al fondo de la sala del Palacio de Congresos de la capital andaluza- le ha aplaudido en pie. Ha sido al día siguiente de que él mismo rubricara en persona con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, el acuerdo que le faltaba para garantizar su investidura, que se celebrará la semana entrante, y en la que gracias también a la incorporación al bloque del sí de la única diputada de Coalición Canaria (CC), tendrá 179 votos, sin tener que esperar como en 2020 a la segunda votación para ser elegido, dado que tiene garantizada la mayoría absoluta.
En casi media hora de discurso, con numerosas referencias a la «ola reaccionaria» que a su juicio amenaza a España y a toda la Unión Europea (UE), y a la que en nuestro país, según su relato, puso freno en las elecciones generales del pasado 23 de julio, el líder de los socialistas españoles no ha dedicado ni una sola mención a la ley de amnistía para los encausados por el 'procés' que le permitirá ser investido presidente.
Tampoco se ha referido a los líderes independentistas con los que la ha acordado, entre ellos el prófugo expresidente catalán Carles Puigdemont -alguien conocido en el ámbito europeo por su condición de eurodiputado- y ni siquiera a Cataluña, la comunidad a la que se condonará buena parte de su deuda contraída con el Estado (15.000 millones de euros) y a la que se traspasará la competencia de los trenes de cercanías. Además de conceder la negociación de un referéndum de independencia bajo una «verificación internacional», aún por concretar.
Ni una palabra ante sus homólogos comunitarios de lo que ha sido la clave de bóveda de su acuerdo para ser reelegido y de lo que marcará en buena medida la legislatura a punto de echar andar. Posteriormente, en declaraciones a los medios, varios dirigentes han eludido esta cuestión, entre ellos la presidenta del grupo parlamentario de los socialistas en la Eurocámara, Iratxe García, quien se reunió la semana pasada en Bruselas con Puigdemont.
Sí ha contestado el portavoz parlamentario del PSOE, Patxi López, quien ha asegurado que el olvido legal a quienes acometieron en 2017 el golpe secesionista se está negociando con los grupos que apoyan al Ejecutivo «y en cuanto la tengamos la registraremos en el Congreso». Preguntado por la omisión de Sánchez ha dicho que el presidente sí «ha mencionado la convivencia», que es algo, ha explicado, «que se hace a base de política», mencionando como hitos de ello «los indultos» o «la sedición», en referencia a la supresión exprés de ese delito del Código Penal llevada a cabo en 2022 por exigencia de ERC.
«El abrazo del oso de la ultraderecha»
Por lo demás, Sánchez ha comenzado su intervención enviando un saludo afectuoso «a un gran socialista», el dimitido presidente de Portugal, António Costa, ausente del cónclave tras el escándalo de corrupción por presuntas irregularidades en subvenciones de energías renovables en el país vecino, por las que la Justicia investiga a su jefe de gabinete.
Sánchez, que durante su estancia en Málaga ha sufrido nuevas protestas en su contra, tanto el viernes en el exterior de la subdelegación del Gobierno en Málaga, donde se reunió con el canciller Scholz, como en los exteriores del mismo Palacio de Congreso de la ciudad, en ambos casos con participación de grupos minoritarios ultras, ha culpado al Partido Popular (PP) de connivencia con esos individuos extremistas.
«En estos días la ultraderecha más nostálgica de esa cruel dictadura que fue la dictadura franquista exhibe símbolos y proclamas de un pasado oscuro para España, un pasado que creíamos superado, y cuyo eco resuena hoy con la complicidad de una derecha tradicional ya parasitada desde el punto de vista de los contenidos de su propuesta política, por la ultraderecha», ha señalado Sánchez fuertemente ovacionado.
En la misma línea, se ha dirigido a los de Alberto Núñez Feijóo para pedirles «cordura y mesura», dado que, a su juicio, «lo que deben hacer es aceptar el resultado de las urnas, la legitimidad del Gobierno que vamos a formar pronto en España, que tengan el arrojo necesario para decir no al abrazo del oso de la ultraderecha y que abandonen la senda reaccionaria por la que hoy avanzan hacia el abismo».
Una crítica que el número 3 del PSOE, Santos Cerdán, el hombre que anunció esta semana el acuerdo con Junts per Catalunya en Bruselas, ha elevado al expresidente del Gobierno, José María Aznar. El responsable de Organización de los socialistas ha señalado que «quiero recordar cuándo empieza todo, con unas declaraciones de Aznar en las que dice que cada uno haga lo que tenga que hacer para parar a este Gobierno. Es muy peligroso las palabras de algunos líderes y aquí Aznar tiene mucha responsabilidad», ha concluido.
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