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Sánchez confía en que el 9J le 'absuelva' de los escándalos de su mujer

Lejos del semblante abatido de hace un mes, obvia en el Congreso la condición de investigada de Gómez

Insiste en culpar a Feijóo de agitar el «fango» en un clima optimista en Ferraz sobre las elecciones europeas

El PP acorrala al Gobierno con el caso Begoña Gómez y lo usará como ariete en las europeas

Pedro Sánchez, sonriente a su llegada al pleno del Congreso Jaime García

Un abismo. Es lo que media entre el semblante abatido de Pedro Sánchez en la sesión de control al Gobierno del pasado 24 de abril –la que precipitó ese mismo día su carta a la ciudadanía en la que amagó con dimitir, para ... luego seguir en el cargo– con el que ayer pudo verse en el mismo escenario. De un rostro casi desencajado, con el que abandonó precipitadamente en aquella ocasión el Palacio de las Cortes, a una cara sonriente, satisfecha, y por momentos displicente con la oposición y con su líder, Alberto Núñez Feijóo, al que no dudó en atacar como pocas veces antes, sin perder su rictus orgulloso. «Para lo que ha quedado, señor Feijóo», le espetó en su primera réplica, en la que volvió a acusar al líder del Partido Popular (PP) de agitar una estrategia corrosiva en línea con la «ultraderecha» de Vox. «Fango, fango y fango», concluyó desde su escaño azul, donde fue jaleado por la bancada socialista.

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