Sánchez coloca a Ribera como su número dos y a Robles, en el cuatro en las listas del PSOE

La cuenta atrás hacia el 23J ha comenzado. Este viernes 9 de junio finaliza el plazo para presentar las coaliciones de cara a los comicios, mientras que los partidos políticos tendrán hasta el 19 de junio para elaborar sus listas electorales. Las candidaturas del PSOE, que esta semana se discuten en asambleas provinciales, serán ratificadas este sábado en la reunión del Comité Federal, el máximo órgano entre congresos de la formación.

Teresa Ribera y Margarita Robles son dos de las más estrechas colaboradoras de Sánchez y de las pocas ministras que permanecen en su Gabinete desde que llegó al poder en junio de 2018, hace ahora cinco años, tras derrocar a Mariano Rajoy con una moción de censura apoyada por la izquierda, los nacionalistas y los grupos independentistas catalanes y vascos.

Ambas, además, ocupan la misma cartera desde hace un lustro, si bien Ribera ha ido subiendo de rango en el Ejecutivo, primero como vicepresidenta cuarta en enero de 2020 -cuando se formó la coalición con Unidas Podemos y Pablo Iglesias ocupó la vicepresidencia segunda- y luego, tras la salida en 2021 del exlíder de Podemos del Gabinete y la remodelación del mismo en julio de ese año, que supuso la defenestración de la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, como vicepresidenta tercera.

Otro punto en común entre las dos es que pertenecen a altos cuerpos funcionariales y que tienen experiencia previa en otros gobiernos del PSOE. Robles (León, 1956), es juez, la primera mujer en la historia de España que presidió una Audiencia Provincial, la de Barcelona, y también la primera que presidió una sala de lo contencioso-administrativo. Fue, además, la tercera mujer en llegar al Tribunal Supremo (TS). Siempre como independiente, ha colaborado con el PSOE desde la época de Felipe González en el Gobierno, cuando ejerció de secretaria de Estado de Interior, cuando Juan Alberto Belloch aglutinó en una misma cartera Interior y Justicia.

Posteriormente fue vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a propuesta de los socialistas, hasta que en 2016 Sánchez la rescató para la primera línea política como número dos por Madrid, precisamente el puesto reservado ahora Ribera. En aquellos años fue la portavoz parlamentaria del PSOE y como tal la encargada de llevar en mano el 25 de mayo de 2018 al registro de la Cámara Baja la moción de censura que auparía a Sánchez a La Moncloa.

Su mandato en Defensa, donde ha logrado ser la miembro del Gobierno mejor valorada por los grupos de la oposición, incluso por Vox, ha estado marcado por varios hitos, en un ministerio cuya supresión Sánchez llegó a proponer cuando estaba en la oposición. Durante la pandemia lideró la operación Balmis, que desplegó más de 2.000 efectivos de los tres ejércitos, de la Unidad Militar de Emergencias (UME), y de la Guardia Real para hacer frente a la Covid-19, algo que provocó críticas de los independentistas catalanes y vascos que apoyan al Gobierno y también del socio de coalición. Con lárgimas en los ojos recordó cómo muchos militares dieron el último aliento a muchos de los fallecidos por el coronavirus.

Con Podemos nunca alcanzó un entendimiento, y tampoco ha evitado discrepar en público de los ministros morados. Singularmente por todo lo relativo a la OTAN, dado que España es el único país de la Unión Europea (UE) con un partido en el Ejecutivo abiertamente antiatlantista. Sin duda el momento más crítico de su mandato se produjo hace ahora un año, en mayo de 2022. Fue entonces cuando el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, informó en una insólita comparecencia de que tanto su móvil como el del presidente del Gobierno habían sido infectados por el software Pegasus.

Aunque en aquel momento ERC y el resto de formaciones independentistas ya llevaban tiempo poniendo el grito en el cielo por las escuchas a dirigentes independentistas realizadas desde el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), tras las revelaciones hechas por la asociación Citizen Lab de las que se hizo eco New Yorker.

Robles llegó a señalar, posiblemente con sarcasmo, que no conocía este semanario norteamericano, lo que le valió críticas airadas y mofas de Podemos y los partidos separatistas. Finalmente, la crisis se saldó con el cese de la directora del CNI, Paz Esteban, aunque ella misma pudo pilotar la sucesión en los servicios de inteligencia, colocando a una persona de su confianza, Esperanza Casteleiro.

Esteban, en la comisión de secretos oficiales del Congreso, que se celebra siempre a puerta cerrada, informó de las escuchas (más de una decena) a dirigentes del independentistmo, incluido el actual presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, que se produjeron con autorización judicial y en el contexto de las investigaciones sobre las actividades violentas de los Comités de Defensa de la República, los CDR, alentados en su día por el expresidente catalán, Quim Torra.

Teresa Ribera (Madrid, 1969), es licenciada en Derecho y pertenece al Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado. Fue secretaria de Estado de cambio climático con José Luis Rodríguez Zapatero. Con el aval de haber sido en 2014 directora del Instituto de Desarrollo Sostenible, con sede en París, Sánchez la incorporó, recién llegado a la secretaría general del PSOE, al equipo que elaboraba el programa electoral del partido. Es una persona de la máxima confianza del jefe del Ejecutivo, y ya fue en las listas socialistas en 2019, tras su primer año como ministra. Es una de las artífices de la solución ibérica de España y Portugal para limitar el precio de la luz y el gas, una de las medidas de las que más presume Sánchez.

Recientemente, ha sido el azote de la Junta de Andalucía por la polémica sobre el regadío en la provincia de Huelva y en concreto en Doñana, tras el proyecto iniciada por el PP y Vox en el Parlamento andaluz, aún pendiente de concretar.