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Sánchez acusa al PP de utilizar a ETA como «único argumento» en su primer mitin en el País Vasco

Los candidatos locales del PSE atacan a Bildu por su «mala gestión» municipal pero ignoran sus listas

Sánchez prioriza el 28M y no va a la cumbre de apoyo a Ucrania

Feijóo en Vitoria: «Lo que ha hecho Bildu con sus listas electorales es lo contrario a la reconciliación»

Pedro Sánchez, durante su discurso este lunes en Vitoria EFE / vÍDEO: ATLAS
Mariano Alonso

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha protagonizado este lunes un mitin del Partido Socialista de Euskadi (PSE-EE) en Vitoria, en la primera parada de su caravana electoral en el País Vasco después del escándalo por las listas de Bildu con más de cuarenta etarras, algunos de ellos con delitos de sangre, y probablemente la última.

Un asunto por el que varios de los barones socialistas en otros territorios ya han lanzado serias advertencias. El presidente de Aragón, Javier Lambán, pidiendo romper con los de Arnaldo Otegi y el de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, advirtiendo el domingo, en un mitin junto a Sánchez en Puertollano (Ciudad Real), que él «con los asesinos de ETA, ni a la vuelta de la esquina».

Al menos un buen amigo, íntimo incluso, de Otegi, estaba en el acto de los socialistas en el Frontón Lakua –abarrotado por más de un millar de simpatizantes de la formación, en uno de los lugares donde más hondo hunde sus raíces– y no en un sitio poco preferente, sino en segunda fila. Se trata del expresidente del PSE, Jesús Eguiguren, retirado ya de la política y que nunca ha ocultado ni su afecto por el líder de Bildu, con quien negoció en nombre del Gobierno en la época de José Luis Rodríguez Zapatero, ni tampoco su apuesta por llegar a acuerdos con la llamada izquierda abertzale.

Los candidatos locales y el líder de los socialistas vascos, Eneko Andueza, no eludieron hablar de los de Otegi (como del resto de adversarios electorales), pero centraron sus reproches a Bildu en su incapacidad para gestionar o, en palabras de Andueza, en que entre «la izquierda y la soberanía», eligieran siempre lo segundo. Exactamente al revés, señaló, a como lo hace el PSE.

También la candidata a la alcadía de Vitoria (gobernada esta legislatura en coalición por el PNV y los propios socialistas) Maider Etxebarria, recordó el «desastre» de la gestión de la antigua Batasuna en el Ayuntamiento de San Sebastián entre 2011 y 2015, cuando el sistema de recogida de basuras «colapsó», como dijo también Andueza.

Con estos antecedentes, Sánchez pudo evitar referirse a Bildu (en realidad casi no profundizó en la política vasca) y despejó el elefante en la habitación de los candidatos etarras –sobre los que tardó varios días en pronunciarse, hasta decir la semana pasada en Washington que podía ser «legal», pero que no era «decente»– por elevación, arremetiendo contra el Partido Popular (PP) porque, a su juicio, cuando los de Alberto Núñez Feijóo no tienen «nada que ofrecer» y «les va mal, como en esas elecciones», su «único argumento es ETA».

Un acusación que enfatizó con una letanía sobre lo, a su juicio, poco que tiene que aportar el primer partido de la oposición en asuntos como las pensiones, entre otros, particularmente sensible en el País Vasco, donde nacieron muchas de las manifestaciones para acoplar al IPC el poder adquisitivo de los jubilados. Y por eso, aseguró, hablan de la banda terrorista como argumento de confrontación electoral.

En ese momento, Sánchez logró la mayor ovación de la noche, con todos los simpatizantes alaveses puestos en pie, cuando aseguró que «tengo que darle una mala noticia a la derecha: que hace doce años la democracia derrotó a ETA con un Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con Alfredo Pérez Rubalcaba y con Patxi López de lehendakari, y eso es lo que no pueden soportar».

El último de los mencionados, el actual portavoz parlamentario socialista estaba sentado en primera fila, y Sánchez le mencionó con énfasis: «Gracias, Patxi». Justo detrás estaba Egiguren. Atrás quedaron los tiempos en que altos dirigentes, como los propios Zapatero y Rubalcaba, le nombraban en mítines similares al de anoche, como uno de los artífices del fin del terrorismo. Para Sánchez, su figura pareció no existir, incluso cuando pasó a su lado al inicio del mitin, y no hubo siquiera contacto visual entre ambos.

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