Puigdemont y Díaz complican una investidura rápida de Pedro Sánchez
Las exigencias de los separatistas y las políticas sociales que exige Sumar ponen sobre la mesa del PSOE un rompecabezas difícil de construir
Sumar se aparta y deja las negociaciones con Cataluña en manos de Sánchez
Emilio V. Escudero , Juan Casillas Bayo y Daniel Tercero
Madrid
Tras días en un segundo plano, opacado por la figura de Alberto Núñez Feijóo, al fin llegó el momento de Pedro Sánchez, protagonista principal de una investidura sin fecha por la que el socialista comenzó, oficialmente, este miércoles a trabajar. El encargo del Rey ... ha devuelto al presidente en funciones al centro de la escena, que es donde se siente más feliz. Tanto, que en su primer día como candidato quiso acaparar los focos y marcar terreno con sus futuros socios en el Gobierno de coalición a los que dejó fuera de cualquier negociación sobre la amnistía, asunto que asumirá codo a codo con Salvador Illa, primer secretario del PSC.
El camino hacia la investidura comenzó para Sánchez junto a Yolanda Díaz, vicepresidenta del Ejecutivo en funciones, con la que estrenó la ronda de contactos con los partidos políticos. La líder de Sumar fue la primera en saber que su papel en la negociación con los independentistas va a ser marginal y que será el propio Sánchez, junto a Illa, el que asuma esta cuestión en primera persona. De repente, el castillo de naipes levantado por Sumar para mostrarse como un elemento fundamental en el diálogo con los separatistas se vino abajo, destapando la vacuidad del viaje de su líder a Bruselas (Bélgica) para verse con el prófugo Carles Puigdemont.
El líder del PSOE circunscribió el papel de Sumar al de mero socio de coalición. Así, Sánchez y Díaz, reunidos durante algo más de una hora en el Congreso de los Diputados, acordaron crear una comisión de negociación que avance en un acuerdo programático que desemboque «antes de final de mes» en un Gobierno similar al protagonizado junto a Podemos en la pasada legislatura. El pacto debe recoger primero los avances sociales incluidos en los programas de ambos partidos antes de pasar al reparto de ministerios, que reabrirá las heridas en el seno interno de Sumar, donde muchos de sus integrantes esperan para recoger la recompensa por su aportación durante las elecciones del pasado 23J y donde Podemos exige todavía la continuidad de Irene Monteroal frente de Igualdad.
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Pilar Alegría, portavoz del PSOE, fue la encargada de desvelar los nombres de los dirigentes socialistas que formarán parte de la comisión que negociará con Sumar, pero también con el resto de formaciones implicadas en la investidura. Al núcleo fuerte de Sánchez en Moncloa –María Jesús Montero, FélixBolaños y la propia Alegría– se unirán dos de los cerebros de Ferraz, como son Santos Cerdán (secretario de Organización) y Hana Jalloul (secretaria de Política Internacional y Cooperación). Además, Sánchez ha querido incluir en el equipo negociador a dos diputados al alza: Óscar Puente, actor principal en la investidura de Feijóo, y José Ramón Gómez Besteiro, futuro candidato a la Xunta. Desde Sumar no han desvelado ningún integrante, más allá del secretario de Estado de Derechos Sociales en funciones, Nacho Álvarez, que lleva desde agosto en conversaciones con la ministra en funciones Montero.
«Estos miembros se reunirán con los diferentes grupos políticos y acudirá uno u otro en función de los temas a tratar. Pero siempre que haya cuestiones relacionadas con Cataluña, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estará en coordinación permanente con el primer secretario del PSC, con Salvador Illa», señaló Alegría, dejando claro que el asunto más espinoso, el que ocupará al PSOEcon los separatistas, será cosa del propio Sánchez y su líder en Cataluña.
«Diferencias importantes»
Sumar, asumido que será Sánchez quien se reúna con el resto de portavoces parlamentarios, quiere incidir ahora en que el acuerdo para la coalición con el PSOE no está cerrado. Desde el partido de Díaz piden a los socialistas que Junts y el PNV, partidos nacionalistas conservadores, no sirvan de excusa para frenar los «avances sociales» que reclama la formación izquierdista, como encarecer los despidos, reducir la jornada laboral o subir el salario mínimo interprofesional, entre otras cuestiones.
Álvarez explicó este miércoles en el patio del Congreso que una vez superado el «carril territorial», en alusión a la amnistía, su partido quiere que el PSOE asuma compromisos en el apartado social. «Tenemos diferencias importantes entre PSOE y Sumar», remarcó el secretario de Estado en funciones, insistiendo en la idea que ya trazaron el lunes tanto Díaz como su portavoz, Ernest Urtasun, que dijeron que el pacto con los socialistas está «lejos» y que no les darán«un cheque en blanco».
Todo un órdago que Podemos le enmendó a Sumar porque para poder ir de farol, dijo Pablo Fernández, «hay que ser creíble». De hecho, este martes, Álvarez volvió a descontar que se alcanzará un acuerdo con el PSOE y evitó valorar qué posición defendería su confluencia en una hipotética investidura en la que Sánchez no aceptase ninguna de sus condiciones.
Álvarez, que aunque se ha alejado de los postulados de la dirección de Podemos mantiene un cargo orgánico en el partido, sí quiso alejar un conflicto dentro de Sumar, pese a que su partido lo aviva cada lunes reclamando su propia autonomía en el espacio:«El conjunto de la coalición está al servicio de que haya una coalición», dijo Álvarez, que goza de la máxima confianza de Díaz.
Privatizar la decisión
En cualquier caso, la tarea para Sánchez y su equipo negociador se complicó este miércoles un poco más, una vez que se hizo público que el Consell de la República, la entidad privada que controla y preside Puigdemont desde su residencia en Waterloo, decidirá si anima a Junts y ERC a bloquear la investidura. La decisión de la asociación no sería determinante si no fuera porque el negociador de Junts es Puigdemont.
Los poco más de 90.000 socios del Consell votarán sobre una iniciativa que ha contado con el aval de un millar de socios, justo para que se tenga que votar por todos, y que propone «bloquear la investidura en el Estado español». El resultado de la consulta se conocerá el 24 de octubre. Así pues, parece poco probable que el eurodiputado y fugado de la Justicia de su 'sí' o su 'no' al PSOE antes de esta fecha.
Preguntados en Junts, sobre la dependencia del partido que lidera, sin cargo orgánico, el expresidente de la Generalitat, y la entidad que preside Puigdemont, negaron que lo que decidan los 90.000 socios del Consell será lo que fije Junts en la negociació con el PSOE. «En Junts, decide Junts lo que hace», apuntaron a ABC fuentes de la formación. Sin embargo, la relación es directa. El mismo que negocia con los socialistas debe asumir lo que digan las bases del Consell de la República. Sea un 'sí' o un 'no', el fugado de la Justicia parece claro que lo utilizará para presionar a Sánchez.
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