La Policía desarticula la filial española de la Mara Salvatrucha que seguía órdenes desde EE.UU.

El trabajo de los agentes del grupo especializado en Maras de la Unidad Central de Inteligencia (UCI) de la Policía, que se ha prolongado durante dos años, ha permitido descubrir la conexión entre dos 'clicas', una asentada en Madrid y otra en Barcelona, que formaban un 'programa', como se conoce en su argot al conjunto de 'clicas'.

Entre los arrestados se encuentran todos los líderes de la organización y nueve de ellos están en prisión. Hay que destacar que dos de ellos estaban ya entre rejas, uno en la cárcel de Soto del Real por un homicidio en Alcobendas a la salida de una discoteca del que fue víctima un joven al que identificó de forma errónea como miembro de una banda rival, y otro en Brians por tentativa de homicidio.

El operativo se desarrolló gracias a una alerta del FBI de EEUU sobre la implantación en España de esta organización criminal transnacional que este último país incluye entre los grupos terroristas extranjeros.

Más de 200 agentes de la Policía se desplegaron en la madrugada del pasado 27 de marzo con seis registros en los que se incautó armas blancas y armas de fuego simuladas, así como sustancias estupefacientes, simbología de la Mara Salvatrucha y teléfonos móviles. Siete han ingresado en prisión y otros dos de los detenidos estaban ya en prisión —en Soto del Real y Brians— por homicidios consumados y en grado de tentativa.

Lo más relevante de esta operación no son los delitos que esta organización ha cometido hasta ahora –se les acusa de pertenencia a organización criminal, tráfico de drogas, homicidio, lesiones y robo con violencia–, sino las conexiones internacionales que tiene. De hecho, seguían las instrucciones de una mara que opera en Estados Unidos, la 'clica' de Barcelona tenía también contactos con otra de El Salvador, y además mantenían relaciones con elementos 'mareros' de otros países de Europa para su próxima expansión territorial. En la investigación ha participado el FBI y la Policía Nacional Civil de El Salvador, además de la Guardia Urbana de Barcelona.

«La Comisaría General de Información no investiga este tipo de delitos –explicó ayer uno de sus responsables, en referencia al narcotráfico, o los atracos perpetrados por los arretados–, pero sí se ocupa de este tipo de delincuencia porque, si logra implantarse en nuestro territorio, tiene un claro potencial desestabilizador de la seguridad interior de nuestro país».

Según la Policía, que este miércoles ha ofrecido una rueda de prensa desde el Complejo Policial de Canillas de Madrid, los detenidos eran investigados desde hace dos años y «pretendían establecerse y expandirse de forma violenta en España, siguiendo instrucciones 'ex profeso' desde el continente americano», ya que «rendían pleitesía a su responsable en EEUU» y buscaban sufragar económicamente al colectivo de presos y otras actividades criminales.

«Tenían una estructura sólida y jerárquica en Madrid y Barcelona que se valía del tráfico de estupefacientes, aunque ya tenían el encargo de otras organizaciones criminales para obtener armas de fuego para cometer asesinatos por encargo ajenos al mundo de las maras», han indicado los responsables policiales.

De los 27 detenidos, 18 fueron arrestados en Madrid, siete en Barcelona y los demás en Tarragona (1) y Alicante (1). Siete de ellos han ingresado en prisión provisional y otros dos fueron arrestados estando ya en prisión, tras pasar a disposición del Juzgado de Instrucción número 3 de Madrid, que dirigió las actuaciones junto con la Fiscalía contra la Corrupción y el Crimen Organizado.

Diez de los detenidos eran de El Salvador, ocho de Honduras, cinco españoles, dos peruanos, uno colombiano y otro más ecuatoriano, todos varones excepto una mujer, y las edades oscilaban entre los 20 y los 30 años. «A diferencia de las bandas juveniles, en las maras se entra y no se sale porque recibes un castigo», han precisado los responsables policiales.

La actuación policial de la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía se ha centrado en la desarticulación de la 'clica' —estructura mínima de la organización que tiene el mandato de controlar un territorio— conocida como Adams y ha contado con la colaboración de la Policía de El Salvador y la Guardia Urbana, además del FBI estadounidense en el origen de la alerta.