Vandalizan con pintura y heces la tumba de Fernando Buesa, asesinado por ETA en Vitoria
«No es casualidad. Este no es el camino para la convivencia», ha denunciado la teniente de alcalde
Este jueves atacaron el monolito en homenaje al dirigente socialista y su escolta

De nuevo con pintura negra, a la que esta vez se han unido las heces, y de nuevo camuflados en el anonimato que da la oscuridad de la noche. Este viernes los radicales han atacado la tumba de Fernando Buesa, exdirigente socialista asesinado por ETA en el año 2000. La respuesta ha sido una condena unánime de todos los grupos políticos, excepto EH Bildu. El coordinador general de la coalición independentistas, Arnaldo Otegi, ha calificado el sabotaje de «inadmisible», pero su partido se ha negado a suscribir una declaración de condena en el Ayuntamiento de Vitoria.
La más afectada por lo ocurrido ha sido Sara Buesa, hija del que fuera vicelehendakari. En un mensaje publicado en redes sociales ha asegurado que el ataque a la tumba de su padre, que se produce apenas 24 horas después de que los radicales también atacaran el monolito en su recuerdo, le ha «golpeado muy adentro». A pesar de ello, ha dado a entender que intenta no caer en el rencor y que «respira su dolor» para seguir «cultivando semillas de amor y compasión frente al odio y la barbarie».
Ha sido su forma de agradecer los mensajes de condena que se han registrado a lo largo de todo el arco político. El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha atribuido los «deplorables» ataques sufridos primero por el monolito en recuerdo de Fernando Buesa y su escolta, Jorge Díez, y después la tumba del propio dirigente socialista. En declaraciones a los medios de comunicación a su llegada al Parlamento vasco ha atribuido los hechos a «grupúsculos que nuevamente están en una dinámica de reivindicar la violencia política». Frente a ello ha mostrado su «condena radical».
Ya en el pleno, le ha reprochado directamente a EH Bildu su falta de contundencia ante sendos sabotajes cuando ya en la sesión de control la formación independentista le ha preguntado por una cuestión relacionada con torturas policiales. «Nosotros lo tenemos claro, ¿y ustedes?», ha espetado.
Sin declaración de condena
Y es que, la izquierda abertzale ha sido la única formación que no ha emitido una condena expresa al ataque. Su líder, Arnaldo Otegi, se ha limitado a mostrar en redes sociales su «más absoluto y rotundo» rechazo al ataque sobre la tumba de Buesa. «Estos hechos, cuya naturaleza y origen se desconocen, son una auténtica provocación a la convivencia democrática de nuestro país», ha asegurado. Sin embargo, su partido se ha negado poco después a sumarse a la declaración de condena del Ayuntamiento de Vitoria.
El texto, al que los de Otegi no han querido sumarse, contenía una «condena enérgica» de unos hechos que considera «inadmisibles» porque ponen de manifiesto «la falta de sensibilidad con las víctimas y el deprecio a su memoria». El texto también pretendía trasladar la «solidaridad» y el «apoyo» del Consistorio a las familias de Buesa y Díez Elorza por unos ataques «injustificables».
La alcaldesa de Vitoria, Maider Etxebarria, del PSE, ha lamentado que todavía sigan quedando «nostálgicos de la persecución y la amenaza». Ha calificado lo ocurrido de ataque «intolerable» y «digno de tiempos» que se creían «superados». «Es gente que sobra en una sociedad democrática y moderna», ha asegurado.
El rechazo también ha sido unánime en las filas del PP, donde han avisado a Sánchez que «no se puede ir a ninguna parte» con aquellos que «no condenan» ataques a tumbas de víctimas. «Convivencia no es que esto suceda y que haya partidos con los que el PSOE está dispuesto a acordar el futuro de un Gobierno que no condenan algo de estas características», ha asegurado Cuca Gamarra desde Logroño.
Para Covite, la falta de condena de EH Bildu evidencia que no considera el sabotaje como «moralmente reprobable. El colectivo de víctimas presidido por Consuelo Ordóñez ha mostrado a través de redes sociales su «solidaridad» con la familia de Buesa y ha lamentado que «el odio de los nostálgicos de terrorismo» siga «presente».
El ataque se ha producido apenas 24 horas después de que la placa que recuerda a Buesa y a su escolta en el lugar donde ocurrió el atentado amaneciera cubierta de pintura .No es, además, la primera vez que sucede algo así. En el año 2000 la tumba también fue atacada por radicales. En esta ocasión el sabotaje coincide con el anuncio de que unos jardines de Vitoria llevarán el nombre de Miguel Ángel Blanco, como iniciativa para que no se olvide el sufrimiento que causó el terrorismo. Desde la Fundación Fernando Buesa han asegurado que pese al dolor «profundo» que les causan estos hechos, seguirán trabajando para deslegitimar el terrorismo a través del «valor de la palabra».
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