El Obispado de Bilbao abre 32 expediente por abusos sexuales cometidos por, al menos, 16 sacerdotes
El próximo 24 de marzo realizará un acto oracional en la Catedral de Bilbao para pedir perdón a todas las víctimas
Bilbao
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Iniciar sesiónEl miércoles de ceniza es un día de especial simbolismo para los cristianos. Un día en el que, en palabras de Carlos Olabarri, director de la Comisión de Protección de Menores y Prevención de Abusos Sexuales de la Diócesis de Bilbao, «los creyentes recordamos ... que somos débiles, nos equivocamos y en muchos casos pecamos». Desde la Diócesis de Bilbao han aprovechado este contexto para lanzar también un mensaje de «perdón» a todas las víctimas de abusos sexuales que han relatado su caso a esa comisión.
Según el balance presentado este miércoles en Bilbao, en total han recabado el testimonio de más de 50 víctimas, lo que les ha permitido abrir 32 expedientesdesde el año 2019. Nueve de esas investigaciones se han producido este último año. Son «muchos casos», explica Olabarri, porque «uno ya es demasiado». «Cualquier número de víctimas es demasiado, y cualquier abuso, por leve que parezca es insoportable e intolerable», ha añadido.
De los informes abiertos, 18 se refieren a religiosos que pertenecen a congregaciones y otros 16 a sacerdotes diocesanos. Gemma Escapa, otra de las integrantes del grupo de trabajo, ha explicado que en los primeros casos, se ha puesto en conocimiento de las órdenes religiosas, porque cada una tiene su cauce propio para gestionar las denuncias. En el resto, se ha conseguido identificar a 14 de los sacerdotes señalados por las víctimas, todos ellos ya fallecidos, y hay otros dos cuyas identidades continúan siendo un misterio.
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«Hay víctimas que no conocemos, que son igual de importantes que las 50 con las que nos hemos reunido», ha puntualizado Escapa. A pesar de que los presuntos abusadores han fallecido, a todas ellas se les facilita la información necesaria sobre esas personas. También trabajan en colaboración con la Fiscalía del País Vasco y representantes de la diócesis acompañan a todas aquellas personas que quieran denunciar los hechos por la vía judicial, «aún a sabiendas de que las denuncias están prescritas». En estos momentos solo continúan abiertas las diligencias por una denuncia no prescrita, aunque está «archivado de manera provisional».
Desde la Diócesis de Bilbao también se ofrece a todos los denunciantes apoyo psicológico gratuito. Según los datos hechos públicos este miércoles, han atendido a diez personas, de las que ocho han recibido terapia. Tres de ellas residen en otras provincias por lo que el apoyo psicológico se está prestanto a través de las diócesis del lugar donde residen. «Es importante que la asistencia especializada y profesional sea posible mantenerla y cuidarla», ha insistido.
Aval universitario
Los portavoces de la Diócesis bilbaína también han dado a conocer el contenido de los informes que elaboraron la Universidad del País Vasco y la Universidad de Deusto sobre lo ocurrido, respectivamente, en la Real Casa de Misericordia de Bilbao y el Seminario de Derio. Aunque la primera funciona hoy en día como residencia de ancianos, en la década de los 50 sirvió como lugar de acogida a huérfanos e hijos de familias desfavorecidas.
«En gran cantidad de casos, las víctimas no hablan de los sucedido», ha lamentado Olabarri. A pesar de ello, los investigadores han realizado ocho entrevistas, cinco de ellas a víctimas y tres a personas del entorno cercano, que han servido para constatar que uno de los religiosos sometía a los menores a abusos sistemáticos. Ocurrieron entre 1961 y 1978 y todas las víctimas detectadas son chicos que en aquel momento tenían entre 10 y 13 años.
En el caso del Seminario de Derio, los investigadores han identificado cuatro casos de abusos sexual cometidos por un total de tres formadores del centro, los tres ya fallecidos. El primer acusado permaneció ejerció de formador espiritual de los alumnos más jóvenes durante dos años, entre 1953 y 1956. Según el informe, era habitual que realizara tocamientos a niños de 11 y 12 años durante los encuentros individuales que mantenía con ellos. Tras su paso por Bilbao, fue trasladado a las misiones en Ecuador, donde permaneció hasta los años 70. En su expediente no constan los motivos de su traslado, pero el informe concluye que resunta «razonable» pensar que los responsables de la isntitución tenían «conocimiento del abuso» y que éste fuera el «motivo de la salida».
Ya en la década de los 70 se han recogido denuncias verosímiles relacionadas con otros dos sacerdotes. Sin embargo, en este caso los investigadores aseguran que «no hay pruebas que permitan afirmar que los responsables tuvieran conocimiento» de lo que estaba ocurriendo.
«nada que ocultar»
Desde que se creó la comisión de trabajo, sus integrantes han trabajado con el lema «nada que ocultar, mucho que proteger». En todo este tiempo las víctimas han estado «en el centro» de sus actuaciones. Aseguran además que todas las personas que sufrieron abusos tienen en común la necesidad de de «reconocimiento» y «perdón» después de haber sufrido «uno de los crímenes más viles y atroces» que se pueden cometer. «Quieren sentirse reconocidas, que se les tenga en cuenta, que se les trate como lo que son y que se les tenga respeto por lo ocurrido», han explicado.
Por todo ello, el obispado quiere ir más allá y pedir disculpas públicas a todas las víctimas, las que han compartido su relato y las que permanecen en el anonimato. Con este objetivo celebrará el próximo 24 de marzo un «acto oracional» presidido por el obispo Joseba Segura en la Catedral de Bilbao. «En ese reparar heridas no podemos prescindir de pedir perdón sincero a Dios y a la comunidad cristiana», ha concluido Olabarri.
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